Tras atravesar el resplandor estaba en un lugar desconocido, todo cuadriculado y con colores simples y planos, solo podía avanzar de forma lateral y dar saltos.
Una especie de fontanero bajó por una tubería hablando italiano y unas setas con caras me miraban.
Ya había estado allí, pero esta vez no me había fumado nada.
-¡Cuidado! ¡Esas setas están aliadas con el brocoli! -le advertí.
-¡Mamma mia!
-¡Qué le den a tu madre!-le grité dándole con una de las setas.
Sonó una musiquilla de derrota.
Un hombrecillo corrió a su lado gritando.
-MAAAAAARIOOOOOO. -era igual que el otro, pero más grande y con ropa verde.
-¡Y a ti te petan! -dije saltándole encima.
Se convirtió en una gorra con pies y manos que avanzaba sin rumbo fijo. Le dí una patada y salió disparado.
-Tienes madera, chico. -una tortuga-dinosaurio con pinchos en la concha me hablaba.
-Lo sé, se llama Pinocho. - le mostré al muñeco de madera, pero rápidamente me dí cuenta de que perseguía al jabón. -Tengo que irme bicho raro, ¡aparta de mi camino! .... Que sólo hay uno hacia delante...
No se apartaba, así que tuve que usar mi mega martillo. Le dí un golpe tan fuerte que se hundió en el suelo, lo rompió y todo empezó a desmoronarse.
Mientras volaba en el aire, divisé al jabón e intentaré acercarme planeando hacia él.
-Te tengo. -decía mientras alzaba los brazos.
Se me escurrió y el jabón se pedorreó. Un hombre con un traje naranja que también caía me dijo:
-Ainss, si estuviéramos en la ducha de la cárcel...
-Eso fue lo último. Saqué el mando de la videoconsola y abrí el menú del juego y le dí a salir.
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