lunes, 4 de noviembre de 2013

Mall Adventure Round 05

Todo estaba oscuro, no sabía donde estaba. Mis manos y pies estaban atados, y por el fresco aroma a menta y limón diría que con hilo dental.

-Buenos días, Victor. - Era el kiwi al que no dejaba dormir. -¿Me recuerdas?
-Claro, me comí un kiwi antes. - contesté.
-¡Era mi primo! - me pegó con un rollo de cocina.
-Monstruos, es con estampados. me quejé.
-¡Y sin doble capa! - se rió. -¡Voy a hacerte pagar por no dejarme dormir!... Y por lo de mi primo, claro.
-¡Nunca me someterás! -le tiré una piedra golpeándola con la cabeza y le rozó haciéndole un mini fisura en la corteza. -¡Ja! Ahora eres una fruta defectuosa.
-¡Noooooooooo! Ahora me picaré y pudriré en un largo tiempo... Me has ganado, pero te enfrentarás a otros como yo.



Miles de kiwis salieron de todas partes.

Con un poco de esfuerzo conseguí sacar el mando de la consola de la manga. Le dí al "Pause" y aproveché para desatarme.

Salí del almacén del super en el que estaba secuestrado, por supuesto me comí un kiwi... Y tuve que volver al baño, esta vez podría abrir con mi flagrante mando.

Quité la pausa y tras aporrear los botones del mando. La puerta se abrió. Entré en el váter, me bajé los calzoncillos y al sentarme, caí por le agujero de la taza. Había un mundo extraño al otro lado del váter.

Mientras caía, se escuchó a alguien tirar de la cadena y un chorro de agua me impulsó hasta que salí del váter.

Fui a lavarme las manos, pero el jabón evitaba mis manos.

-¿A qué no me coges? ¿A qué no me coges? -saltaba juguetón.

Cogí las escobilla del váter recién usada y le amenacé.

-¡Qué te mancho!
-¡Nunca estaré sucio, pues me autolimpio. -¡Muajajajajajaja!

De repente me sonó el móvil.

-Hola mamá.
-Niño, cómprame jabón que quiero limpiarme los juanetes. - y colgó.

Me dirigí al jabón.

-Con qué nunca te ensuciarás, ¿eh? Te presentaré a los pies de mi padre.
-ARRGG.- gritó el jabón.

Intentó huir, pero o acorralé contra una esquina.

-Sufrirás lo que yo sufrí cuando tuve que hacer de esponja, me llamaban Bob y solo tenía de amigo a una estrella rosa. -me emocionó recordarlo.

De repente me acordé de mi disfraz de esponja amarilla, mi obsesión por ella y como mi madre me tuvo que llevar al psicólogo... me creía él... mi Dios.

Cuando me di cuenta de que estaba en el baño, el jabón había huido.

-¡Maldito! Te perseguiré por todo el centro comercial.

Salí fuera del super y lo empecé a buscar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario