Había acabado en un juego para conseguir dinero. Era un parchís-oca gigante con múltiples pruebas. Jabón iba ganado.
-Venga, si gano me dan una pista de tu hermano ¡¡o un coche a elegir!!
La rueda giró y premio.
-¡Bien, gané el coche! -la emoción le pudo.
-Aquí tiene. -le dio las llaves el presentador.
Yo estaba ensimismado.
-¡Mira, Víctor! Así podremos buscar a tu hermano más rápido.
Hice un extreme facepalm en toda la cara de Jabón.
No había más remedio. Me monté en el coche, Jabón conducía. Me llevó a otro plató. Me encantaba como la gente saltaba cuando chocábamos con el coche, era un coche fúnebre. Al menos le daríamos un doble uso.
Mientras Jabón metía los cadáveres dentro yo accedí al plató. Había alguién metido en una caja gigante. Se oían llantos de dentro. La estaban torturando. Cogí una barra de pan y destrocé la caja de un corte certero. No, no es un chiste pervertido...
Dentro estaba él, mi hermano.
-¡¡Hermano!! -corrí por n prado de flores a velocidad super lenta.
Lo abracé.
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