domingo, 10 de marzo de 2013

Lullaby #Noche2 El peso de la corona (Amanecer)

Pasó un buen rato hasta que Alice se organizó todo en la cabeza. No le pedí que se diera prisa, pues, como todos los que han de contar una larga historia, sé que no es algo fácil y que ha de prepararse con cierto cuidado.

-Bien, creo que ya lo tengo...-Hizo una pequeña pausa- creo que había de empezar por quién es Belphegor-Pareció darse cuenta de la chispa de curiosidad en mis ojos- Verás, no sé exactamente todos los detalles, pero sé que Bell, no es un diablo como todos los demás. Es un "Caído", un demonio que una vez fue un ángel y que cometió el peor crimen que puede cometer uno de los de su clase: Enamorarse.

Me quedé algo desencajado al oír eso ¿Tan grave podía ser que un ángel se enamorara? Supuestamente, fueron las primeras criaturas de Dios, la encarnación de su amor, incapaces de cometer pecado alguno. Sin embargo, me sorprendió saber que Bell había sido un ángel.

-Sus ojos son lo que delatan quién fue... Tan brillantes como una constelación, pero enturbiados por la ira de los demonios- pareció triste al decirlo- Belphegor era una Potestad...Y un Serafín, puede, que quizás por esto, su castigo fuera aún más duro.-Lo miró, fumando en el patio- Durante muchos siglos, Bell lucho contra los diablos por la libertad de los hombres y la gloria de Jehova, pero, cuando la vio, la marca de los pecados que habitan, aun en los ángeles, le hizo sucumbir ante Gabriel, la más hermosa criatura de su especie.

-¿Por qué es un crimen el amor para los ángeles?-Me reconcomía demasiado la intriga- ¿No es Dios amor?

-Eso es solo de puertas a fuera, pero para los ángeles, el amor es como una enfermedad. Los vuelve débiles y sugestionables. Les hace actuar de forma errática, demente. Los ángeles pueden sentir mil veces más que un humano -Hizo una pausa- El amor, la alegría, la pasión, la tristeza, el dolor... Si un ángel enamorado es rechazado, imagina la ira y el dolor que puede llegar a experimentar -Me recorrió un escalofrío solo de imaginar a Bell enfurecido- pero aún peor es si es reciproco... Gabriel también le amaba, por eso, cuando fueron descubiertos, ambos fueron desterrados y despojados de su rango. Gabriel se volvió humana, pero Bell no. La ira, el dolor, la desesperación, eran tales y tan profundas que, al arder, sus alas dejaron paso a un poder ardiente, un poder oscuro y devastador. Es el undécimo príncipe demonio, y su principado fue Oniria...-Hizo una pausa- Pero, mientras eran separados, Belphegor conservó parte de su cordura lo suficiente para agarrar una de las plumas de Gabriel y gracias a eso, no perdió todo su poder sagrado.

-Todo es un poco complicado, pero más o menos lo voy entendiendo...

-Verás, si Bell no hubiera cogido esa pluma, ya no sería Belphegor -tragó saliva- Normalmente, los ángeles que se convierten en demonios pierden todos los recuerdos de su vida anterior... Pero si conservan algo que realmente les recuerde a sus vidas como ángeles, son capaces de no olvidar. Bell se aferró a esa pluma como si fuera su vida, y cuando despertó, con las alas quemadas y sin sus poderes, esa pluma fue lo único que le quedó para recordar que algún día fue un ser hermoso, lleno de luz y bondad -Vi como asomaba una lagrima en sus ojos- Y yo se la robé y... me la comí...

-¡¿Que te la comiste?!-Aquello sí que me sorprendió- ¿Por qué harías algo así?

-Las plumas de ángel le dan a quien las ingiere un gran poder, y más la de un arcángel como Gabriel... Yo creí que si la cogía podría salvar a Arthur, pero él... -Le salió una risa sarcástica- Lo perdimos por mi culpa también.

-¿Arthur...?-No pude evitar preguntar- ¿Arya no dijo ese nombre también?

-El anterior médium de Bell... -Miró al suelo- Estaba muy enfermo... yo creí que si usaba la pluma para aumentar mis poderes podría sanarlo, pero solo conseguí empeorar su enfermedad... -se le escapó una lagrima- Y nos dejó.

-Lo siento, no debí haber preguntado... -en ese momento me sentí muy culpable.-Así que por eso te brilla el pelo, por la pluma...

-No podías saberlo...-Se limpió la mejilla- Pero sí, así es.

Miré de nuevo a Bell. Por alguna razón, me imaginé a mi mismo pasando por lo mismo y simplemente, me desgarré por dentro. Entonces pensé, que si él había sentido eso, multiplicado por mil, no podía ser posible que, simplemente lo hubiera olvidado y rehecho su vida. No, él quería vengarse, lo intuía, lo sentía. Al menos, es como yo me sentiría.

En cualquier caso, me levanté, como pude y me acerqué a Alice. No sabía muy bien que hacer, así que simplemente la abracé. Ella me devolvió el abrazo y se tumbó a mi lado. vi como el sol aun estaba un poco alto, pero luego me dije a mi mismo que no estría mal madrugar un poco, al fin y al cabo, iba a tener muchas cosas que hacer al día siguiente. Y aunque aun pasaron unas cuantas cosas antes de dormirnos, eso solo nos incumbe a ella y a mi.

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