Cayó de rodillas,
vencido al borde del lago, tanto viaje para nada. La frustración se
tornó ira, odio... Miró su reflejo en el agua, su mirada cansada,
su rostro sucio estaba surcado por dos perlas saladas transparentes
que caían por sus mejillas lentamente atravesando la suciedad. Con
lo furioso que estaba no había notado de que había empezado a
llorar.
Se enjugó las lágrimas
y golpeó con fuerza su reflejo en el lago. El agua empezó a
temblar, primero lentamente, luego más rápido, hasta que el lago
parecía un pequeño mar en medio de una tormenta. Todo el furor del
agua se fue acumulando en el centro del lago y abandonando al resto
del agua. La furia del agua acabo creando una torre de agua que se
mantuvo unos instantes y luego empezó a bajar.
Los ojos del buscador,
que no se habían perdido ni un instante de aquel hecho, se quedo aún
más asombrado cuando de la extinta torre de agua apareció una
mujer. Era joven, de cabellos oscuros y largos que flotaban en el
aire como si estuvieran sumergidos en el agua, unos ojos azules, unos
carnosos labios pintados de azul y una vaporoso traje de una clara
tonalidad azul.
Le tenía hipnotizado,
tanto que no se extraño cuando posó su finos pies en las calmadas
aguas y esta ni se inmutó ni en ese momento ni tras cada pasa que
dio hasta llegar hasta él.
Se puso en pie y la miró
aun más. Sus carnosos labios, sus marcados y pálidos pómulos y sus
azules ojos, que le recordaban a las profundidades del mar.
-¿Qué deseas? -su voz
sonaba cálida y fluida.
Su voz le sacó de su
ensimismamiento y con torpeza, producida por lo que le imponía
aquella persona, le contestó.
-Bu...Buscaba el agua
que.... cura todo los males.
-Has venido al lugar
indicado. Puedo darte la cura, pero como todo, tiene un precio. -El
viajero tragó saliva, no estaba seguro de ser capaz de pagar el
precio. -¿Estás dispuesto a pagarlo?
-No... No se si tengo
dinero suficiente... -la muchacha rió y el se sonrojó.
-No todo lo valioso es de
metal o son cristales precioso.
-Entonces... ¿Qué
quieres como pago?
-Algo único. Algo que
solo tú posees. Quiero tus lágrimas.
No daba crédito a lo que
oía. ¿Solo unas lágrimas a cambio de una cura para cualquier
enfermedad? No podía ser cierto.
-¿Y bien?
-Sí. Acepto.
-Muy bien.
Ella hizo un gesto con la
mano y las lágrimas que aún le quedaban en su rostro se despegaron
de él y empezaron a flotar como unas perfectas esferas circulares
totalmente transparentes. Todas se unieron hasta formar una más
grande, tras lo cual se acercaron hasta la mujer, que extendió la
mano y se quedo flotando a pocos centímetro de su palma.
Aún asombrado, no dejaba
de estar ansioso por obtener cuanto antes aquel mágico elixir. Por
lo que cuando la diosa se alejo unos pasos sintió un poco de miedo
pensando que le había engañado.
-No te he engañado.
Descuida. -se quedó de piedra al escucharla decir esas palabras.
Se agachó y acercó la
palma de la mano libre a la superficie del agua y la alejo
lentamente. Un pequeño torbellino de agua ascendió siguiendo a la
mano. Cuando desapareció dejó ver un pequeño frasco de cristal con
filigranas de oro incrustadas y una boquilla y un tapón también
dorados.
La recogió, la llenó
con agua del lago hasta la mitad. Luego se la acercó a uno de los
ojos, los cerró y dejo caer dentro un par de perladas lágrimas.
Para terminar, paso la boquilla del frasco por la esfera cristalina
que tenía en la otra mano e introdujo varias. Tras esto cerró el
frasco y dejo caer la esfera que cayo lentamente y se fundió con el
lago.
Con lentos pasos volvió
con su visitante y le extendió el frasco, cuyo contenido había
tomado un claro tono azulado que recordaba al hielo.
-Tus lágrimas son
realmente puras. Gracias a ello la eficacia del elixir es mucho mayor
que de costumbre.
-Muchas gracias. -dijo
intentando contener las lágrimas, pero no era capaz, por lo que se
las enjugaba rápidamente.
-Tómalo, es tuyo. -Ella
le extendió el frasco, que él cogió con unas temblorosas manos.
Ella se le acercó, le
limpió las últimas lágrimas que le estaban cayendo por la cara y
le dio un beso en la mejilla.
-Todo ira bien.
-Gra....gracias...
Se alejó de él y se
adentró de nuevo hacía el centro del lago. A cada paso se iba
hundiendo un poco más. Él la observó hasta que se hundió
completamente. Luego, con paso ligero salió de la cueva, tenía que
volver cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario