miércoles, 12 de septiembre de 2012

Outbreak XXVI

Nadia estaba a punto de caerse por la cornisa.
Me acerqué a ella y le ayudé a subir como pude.

-Menos mal.-le dije una vez la subí.
-Si...Gracias....-dijo con voz temblorosa aún recuperándose del susto.

Atravesamos la cornisa hasta la ventana más próxima. Estaba cerrada. Golpeé varias veces con la culata de la pistola hasta que se rompió.
Metí la mano, abrí la ventana, entré y ayudé a Nadia a entrar

La clase parecía vacía, así que decidimos salir al pasillo.
Al abrir la puerta nos encontramos  con varios zombies y algunos deformes y lentos con un brazo más largo.

-¡Corre!

El mutante intentó golpearnos, pero solo consiguió hacer un boquete en la pared.
Empezaron a entrar zombies.

Recargué rápidamente la pistola y empecé a acabar con ellos.

-¡Nadia!¡Por la ventana!

Nadia salió por la ventana y cuando vi que ya lo había hecho hice lo mismo. 
Fuimos a por la siguiente ventana.
Un fuerte estruendo nos indicó que el monstruo había abierto un boquete en la pared.

Entramos por otra ventana.

La fatiga estaba alcanzando unos límites insospechados.Y tenía mucho calor.

Atravesé la clase y salí por la puerta. 
Fui a decirle una cosa a Nadia,pero cuando me giré no estaba. Estaba en medio de la habitación rodeada de zombies que antes habían sido alumnos.

Acabé con un par de ellos y ella se defendía con el cuchillo, pero no fue suficiente.
Un grito de dolor.

-¡¡Nadia!!

Siguieron mordiéndole y cada mordisco me resultaba cada vez más desagradable, me hacia sentir peor y cada vez estaba más mareado. Vomité.

Me incorporé y respiré hondo. Me sentía fatal, me seguía doliendo el brazo, la fatiga no cesaba y por si fuera poco me dolía enormemente la cabeza.
Me toqué la frente, estaba sudando.

Salí corriendo hacia el otro lado del pasillo.
Todo estaba oscuro, me estaba mareando y empezaba a verlo todo borroso.

Intenté entrar por la primera puerta que encontré. Cerrada. Avancé hasta siguiente.Cerrada. La siguiente. Cerrada. Y la siguiente. Cerrada.

Probé otra más a penas ya pudiendo tenerme en pie. Se abrió. Entré.

Comprobé que no hubiese nada ni nadie y cerré, o eso creo.

Me derrumbé sobre el suelo y cerré los ojos. Lo necesitaba.

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