lunes, 10 de septiembre de 2012

Outbreak XXIV

Abrí la puerta de la enfermería lentamente y entramos apuntando con las pistolas.
No había nada ni nadie.

La habitación seguía igual que a lo largo del curso: varias camillas donde tumbarse separas por cortinillas y en el fondo de la habitación, de espaldas a la ventana, un escritorio con papeles todo bien ordenado, un archivador con las fichas médicas de todos los alumnos y la pared de enfrente ocupada entera por armarios llenos de medicamentos, vendas, jeringuillas, aparatos para medir la presión,etc...

-Siéntate.- me dijo Checo.
-¿Las vendas están aquí,¿verdad?- me dijo Nadia señalándome los armarios.
Si.

Abrió el armario y profirió un grito. Dentro había un zombie.
Se tiró encima de ella, que se cayó al suelo.
Usaba el cuchillo que usó contra él, pero no era eficaz.

No era capaz de apuntar desde donde estaba así que le pasé la pistola a Checo que acabó con él de un disparo.

-Gracias.-dijo quitándose el zombie de encima.

Se levantó. Se le notaba asustado. Le temblaban las piernas.

Miró dentro del armario.Nada de lo que había era lo que estábamos buscando.

-Abre el armario y quítate rápidamente.

Nadia asintió y abrió lentamente la puerta del armario. Checo apuntaba mas o menos a donde estaría la cabeza del zombie si estuviera escondido dentro.
Nadia terminó abriendo de golpe y apartándose rápidamente.

-Nada.

Dentro había gasas y otras cosas, pero no vendas.

-Probemos otra vez.-le dijo Checo a Nadia.

Volvieron a abrir otro armario. Cuando lo abrieron salió un cuerpo al que Checo golpeó con precisión en la cabeza.

-Solo era un esqueleto de esos para dar clase.-dije al verlo ya en el suelo.

Nadia lo cogió y vio el tiro que Checo le había dado y lo apartó.

En ese armario si estaban las vendas y también había coagulante.

-Quítate la camiseta.-me dijo Nadia.

Me la quité.

-¡Dios mio!-profirió al ver la herida.
-Es mucho peor de lo que parecía.

No llegaba a verme bien la herida, pero si veía como no dejaba de sangrar y como tenía un color muy feo.

Tenía frío y la fatiga iba en aumento, por no decir el dolor.

-Se te ha infectado.

Checo abrió otro armario en el que no hubo nadie y encontró alcohol.

-Te va doler bastante.-me dijo.

Me echo alcohol en la herida. El dolor fue insoportable. Se extendió por todo el brazo y el resto del cuerpo.
Apreté los dientes intentando no gritar, pero no pude evitarlo. Agarré el respalda de la silla con todas mis fuerza. Dí pisotones al suelo intentando aguantar el dolor. No podía. Estaba sudando y la fatiga continuaba aumentando.

Nadia se preocupó al verme así.

-No....es nada.....-le dije como pude.

No se lo creía.

Checo echó más alcohol. Grité más.

-Aguanta.-me animo Nadia.

Cuando terminó de echarme el alcohol, Nadia fue al armario y cogió el coagulante y una jeringuilla que me administró.
Tras eso Checo me vendó desde el hombro hasta el antebrazo.

-Con esto creo que por ahora podrás aguantar bien, pero como ya te he dicho antes, no debes hacer muchos movimientos con el brazo.
-Ni aunque quisiera.-le dije mientras Nadia me ayudaba a pasar el brazo izquierdo por la manga de la camiseta.

El hormigueo del brazo pasó y en lugar tenía el dolor que me había dejado el alcohol.

-Ahora tenemos que encontrar a Milla.-dije.-No debe de andar muy lejos.

En ese mismo instante se escucharon pasos por el pasillo.
Salí corriendo y vi a alguien subiendo las escaleras.

Me giré para ver porque huía: detrás mía tenía a un monstruos mutados de esos altos y de grandes brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario