lunes, 17 de septiembre de 2012

Lullaby #Noche 1 Anochecer

Me desperté en mitad del aire, viendo la ciudad gris desde arriba, solo que había algo distinto; Ya no era gris. La ciudad que llevaba años visitando en sueños de repente había cambiado para convertirse en una ciudad llena de extrañas estructuras que parecían sacadas de un cómic Cyberpunk y teñida de estridentes colores que le daban una apariencia extraña. Además se podía oír el bullicio de la gente y los coches a lo largo de esta nueva metrópolis.

Alce la cabeza al notar que las primeras luces del alba de este mundo lamían mi rostro y solo entonces me percate de que estaba cayendo en picado hacia el suelo y de que nada pararía mi caída cuando impactara contra el asfalto, pero no sentí miedo ni desesperación sino ¿ira? Era un sentimiento de soberbia desmesurado, como si sintiera que aquel suelo no tenia derecho a interponerse en mi camino. Un sentimiento de superioridad y desprecio me invadía ¿Por qué? Yo nunca había sentido algo similar, al menos, no en esa medida. Cuando estuve a escasos metros del suelo vi como pasaban por ahí algunos "Hombres grises" y, como si mi cuerpo atendiese a una voluntad ajena, extendí mi brazo, agarre la cabeza de uno de ellos e interpuse su cuerpo entre mi y el suelo para amortiguar mi caída.

Cuando me levante había un charco de sangre a mis pies, roja como el rubí, y aquel muñeco gris estaba contorsionado en una posición extraña con la sangre brotando a borbotones de lo que parecía ser su boca. Repare en que quizás aquella cosa era una persona, pero solo un segundo porque entonces note una presencia a mi espalda. Era una especie de ser similar a un Kappa con una gabardina roñosa. Pronto reparé que no era la única criatura extraña que había a mi alrededor. Mirara donde mirara había Gnomos, duendes, enanos, leprecaunts, hadas, espectros, Kamis, Youkkai, Tengus, diablillos y criaturas de casi todas las culturas que conozco y algunas de las que no.

-Eh, chico- Me dijo el Kappa con una voz temblorosa- ¿E-eres un humano?

-Sí, soy humano- dije tras pensarlo un momento

-Entonces, por favor, chico haz un trato conmigo- Parecía desesperado y se me acerco más- Por favor, necesito los créditos, soy un buen guardián, por favor...

No sabia que hacer, estaba confuso y no entendía nada de lo que decía. En ese momento, dos Tengus aparecieron a su espalda. Tenían la cabeza como la de un cuervo y unas enormes alas negras, pero el cuerpo de un humano robusto. Iban vestidos como policías y llevaban una placa brillante y dorada sobre el corazón.

-¡Krah, krah!No deberías molestar a los humanos, Kappa- dijo el primero de ellos, alzando al aludido de la gabardina- Disculpe el comportamiento de este individuo, por favor, Sr. humano.

El agente dejo al kappa en el suelo y este huyó despavorido escondiéndose en la multitud. Yo aun estaba un poco conmocionado y asustado. Aquellos seres eran por lo menos dos cabezas más altos que yo e iban armados con afiladas espadas, ademas de las garras curvas de sus dedos. La verdad ees que parecían amenazante clavando sus ojos redondos sobre mi.

-Sr. humano- Dijo el que aun no había hablado, sacándome de mis divagaciones- ¿Acaso se ha perdido?¿Podemos ayudarle?

-Eh, no sé...-En ese momento recordé las ultimas palabras que había escuchado antes de caer dormido- En realidad estoy buscando a alguien. A lo mejor saben quien es- Les hice una detallada descripción del hombre del traje caqui y vi como se miraron entre ellos, un poco asombrados- ¿Le conocen?

-Sí, Sr. Humano, esta usted describiendo al amo Belphegor -Note el miedo en su voz cuando pronuncio su nombre.- Es el Administrador de esta zona.- Me miro con curiosidad- ¿Para que le busca?

La verdad es que no sabia muy bien para que me buscaba el tal Belphegor, pero era la única pista que tenia de momento. A lo mejor el podía decirme que es lo que estaba pasando, quien eran los tipos de aquella tade y por qué querían matarme.

-El me dijo que fuera a verle en cuanto llegara a la ciudad- dije no muy seguro- Me dijo que tenia un trato que proponerme.

Los agentes se quedaron de piedra y me pareció que se habían quedado sin respiración cuando, de repente se oyó la voz de un hombre que bramaba algo, pero no se oía muy bien debido al barullo de la multitud. El que gritaba era un hombre alto, mucho más que los tengu que tenia delante, casi un gigante, de piel roja y barba espesa, pero sobre todo destacaba su larguísima nariz, lo que le identificaba como un tengu de mayor rango que los agentes enfrente mía. Vestía un traje con gabardina con dos agujeros en la parte de atrás para las alas y en vez del gorro ritual típico de los tengu, llevaba una placa de policía. Al ver que no le entendian se acerco y vi como la gente se apartaba a su paso.

-¿Se puede saber que pasa aquí?-No daba la impresión de estar gritando, pero tenia una voz poderosa, acorde con su aspecto feroz, aunque tenia algo tranquilizador y familiar, como la voz de un padre.- Eh- chasqueo los dedos frente a las caras de sus subalternos al no obtener una respuesta inmediata- ¡Os he hecho una pregunta, alelados!

-¡Krah, krah, krah!-Los agentes se encogieron asustados de su superior y me señalaron, al parecer, demasiado atemorizados para decir nada.

-Tu, chico ¿Que haces aquí?- Era realmente intimidante ser el centro de la atención de aquel gigante. Sentía como si me hubieran puesto una soga al cuello. Al mirarle a los ojos aprecia como si hubiera dos pequeñas explosiones nucleares brillando en ellos- ¡Eh!¡Que digas algo!

-Ah, s-sí, claro -Intenté relajarme y contestar- V-vera, el señor Belphergor me dijo que le buscara en cuanto llegara a la ciudad ¿S-sabe donde puedo encontrarle?

El gigantesco hombretón pareció sorprendido al principio pero poco a poco recupero la compostura mientras le contaba todo lo ocurrido. Por alguna razón a medida que hablaba, me sentía más cómodo y menos asustado de aquel señor barbudo. Cuando termine de contarle la historia estallo en una sonora carcajada.

-Qué me corten la nariz si no es la historia más extraña que he oído en mi vida- Me miro otra vez, más serio- Pero puedo ver que no mientes -Desplegó sus enormes alas negras- Te llevare ante ese canalla de Bell, pero no te fíes demasiado de él, es un experto en hacer tratos engañosos -Y sin mediar más palabra me cargo a su espalda y alzó el vuelo.

Cerré los ojos mientras cogíamos altura, ya que el viento me dio muy fuerte en la cara y, cuando los volví a abrir, el tengu se había transformado en un gigantesco cuervo de proporciones descomunales. Me agarre con fuerza a sus plumas y sentí la presión del aire disminuir, las nubes acercarse y mi cuerpo hacerse más liviano.

En cuanto estabilizó el vuelo pude ver mejor la ciudad. Ahora, ya casi amanecida del todo, las luces artificiales se habían ido dando paso a la luz del sol que lo inundaba todo. Una luz rojiza que no podía venir del sol de nuestro planeta. Una luz roja de un astro arcano mil veces más anciano que el nuestro.

Giré la cabeza para verlo bien. Era una gran esfera de gas roja como la sangre y estaba tan cerca que casi podía ver las lenguas de fuego que brotaban de su superficie. De repente, al ver el gran sol que, pese a su envergadura, no emitía apenas calor, repare en el frio que hacia. Yo llevaba la ropa con la que me había dormido. Una camiseta blanca y unos pantalones ligeros de varios bolsillos. No es precisamente lo más recomendable para el frio.

Me apreste contra el suave y cálido plumaje del cuervo para intentar entrar en calor. Entonces miré al frente y que nos dirigíamos a una gran torre blanca justo en el centro de la ciudad. Tenia forma de tubo perfecto y no tenia ninguna apertura aparente, salvo en lo alto donde había un gran mirador. Cuando llegamos, el cuervo se poso en la cornisa y me dejo bajar en el mirador.

-Ahí dentro está Bell- Dijo sin destransformarse- Si alguna vez necesitas algo pregunta por el jefe Sigekuni en la comisaria- Su voz suena amable pese al timbre extraño debido a su forma- Suerte, la vas a necesitar- Salto de espaldas y remprendio el vuelo hasta perderse en la lejanía.

Era un ser curioso pero parecía buena persona. Cuando me di la vuelta había frente a mi una gran vitrina de cristal polarizado. No había cierres ni puerta ni nada que pareciera una entrada. Estaba inspeccionando el cristal cuando de repente un boquete circular se abrió en espiral. No se rompió sino más bien pareció como si una espiral de nada lo disolviera rápidamente.

Entre y di con mis huesos en un despacho oscuro y bastante siniestro, sin luces. Al fondo de la sala circular había un hombre sentado, está vez no llevaba traje caqui, sino un elegante traje negro de talla diplomática, pero era él, sin duda. Belphegor. Mi unica pista.
Esta vez reparé en algo que no tenia la anterior vez que nos vimos... Tenia una larga cola terminada en una especie de punta. Lo cual le daba, ya no un aspecto siniestro, sino diabólico, como un diablo escapado del infierno.

Luka Constantín Serra- Dijo mi nombre completo- Te estaba esperando, chico- Sonrió pérfidamente- Te voy a proponer un trato que no podrás rechazar..

1 comentario:

  1. Magnífico :D Es sin duda una historia muy interesante.¡Por favor! ¡Continua!

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