Escalaban
sin cesar. Aun así, no avanzaban muy rápido, no querían cansarse demasiado
antes de llegar. Una luz azul apareció al nivel del suelo. Vieron como una
llama azur se les acercando. Unos segundos después, los hermanos ya habían
llegado a la cima y miraban agotados todo lo que habían subido.
-¿QUÉ
ERA ESA COSA? *Uf. Uf.*
-¡A
MÍ QUE ME PREGUNTAS! *Arg. Arg.*
-Bueno,
sea lo que sea, creo que lo hemos dejado at… ¿Está ya aquí arriba, no? – Los hermanos
se giraron lentamente, cómo un solo ser. Observaron una llama irradiando una
luz ligeramente azulada, flotando frente a ellos. Estaban entre la espada y la
pared. La llama empezó a moverse.
La
llama viviente iba dejando rastros de fuego azur cada vez que iba a ras de
suelo, dejando unas extrañas marcas.
-¿Qué
está escribiendo? – Preguntó Jules, mirando fijamente los rastros de fuego. –
No sé qué es, pero… Lo entiendo…
-
A… P… A… U… L… O… ¿Apaúl?... O será…
Los
hermanos se miraron fijamente.
“¡PAUL!”
La llama apareció frente a ellos y empezó a moverse de un lado a otro. Acto
seguido, se dirigió hacia la nada. Los hermanos ni se lo pensaron, siguieron la
llama sin comprender, pero sin preguntarse nada. Tampoco constataron que esta
era la única llama visible.
Llevaban
apenas unos minutos de marcha cuando un montón de aves llegaron a su posición.
Eran unos pájaros de color marrón, ligeramente dorado. Arremetieron por
sorpresa a los hermanos, que fueron esquivando y golpeando a las aves… Las
cuales resonaban como el metal y siempre volvían a atacar.
-ARG-
Gritó Herc. –Me ha caído algo del cielo. Están… ¿cagando? ¿QUÉ ESTÁN CAGANDO
ENCIMA DE NOSOTROS? Es como… corro… corrochivo o eso. ARG, QUEMA. – Mientras gritaba,
las aves no se acercaban, algunas lo intentaban y fallaban sus arremetidas. -Hey,
hermano, parece que el ruido las desconcierta…
-
¿Y qué quieres? ¿Qué gritemos y no podamos luchar? ¿Y cuando no tengamos voz
qué?
Entonces,
el fuego apareció entre los dos Mythos. Un grito lastimero sonó de la nada,
Herc y Jules tuvieron que taparse los oídos con todas sus fuerzas y los pájaros
huyeron a toda prisa. De momento, estaban salvados. Se quedaron mirando la
llama, impresionados. ¿Cuántos secretos esconderá? Antes de poder hacer nada,
la llama se puso de nuevo en camino.
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