viernes, 13 de abril de 2012

El samurai del viento - Parte 1


Se paró delante del castillo. Observó el gran ejercito que salvaguardaba la majestuosa entrada al castillo mientras jugueteaba con un kendama.

-¿Estás seguro? Son demasiados. - le dijo la chica que le acompañaba.

Era nativa de esas tierras y se notaba en sus rasgos faciales, como por ejemplo sus ojos rasgados. Llevaba su largo pelo negro recogido en un moño en la parte de atrás. Vestía un bello yukata azul decorado. En la mano llevaba una katana guardada en una vaina de color parecido al del yukata.

-Si.- le respondió sin dudar.



Era un poco más alto que ella, no mucho más. Su edad no superaba la veintena. Era occidental, por lo que no era muy bien visto por la zona. Vestía con un pantalón corto y una chaqueta abierta mostrando el pecho y dejando ver los kanjis tatuados que tenía en el costado. Portaba unas sandalias propias de la región. Desde que lo vio en el puestecillo había estado jugueteando con el kendama. Portaba una katana cuya hoja tenía grabado un dragón.

Miró al centenar de hombres que le aguardaba delante. Coló la bola del kendama en el pincho. Se tocó la cicatriz que le cruzaba la cara, se había convertido en costumbre ya en una costumbre que llevaba a cabo antes de cualquier batalla. Tras esto desenvainó la katana

-Vamos.

Ella sintió.

Ambos salieron corriendo hacia el batallón que les aguardaba, el cual cuando vio que los intrusos se acercan no lo dudó y e inició la marcha contra ellos.

Los arqueros que salvaguardaban las puertas lanzaron sus flechas.

En cuanto vio el aluvión de flechas que se le venía encima, paró su carrera y con un rápido gesto apuntó a las flechas con la palma de la mano derecha abierta. En ese instante, todas las flechas que estaban llegando a los dos intrusos dieron la vuelta y volvieron contra sus enemigos, como si una fuerte brisa les hubiera dado la vuelta. El centenar de hombres se quedo sorprendido ante lo que el extranjero acababa de hacer.

Siguió corriendo y se adentró en las lineas enemigas esquivando las flechas que empezaban a caer y a acertar sobre los mercenarios que caían al suelo derribados. Mientas, y a la velocidad del viento, iba atacándoles y rematando a aquellos que habían sido acertados por alguna flecha.

-No deberías abusar de tú poder, ya sabes como te afecta. -le avisó ella.
-Déjame. Céntrate en acabar con toda esta chusma.

El insulto hizo que un revuelo se iniciase en el tumulto y se lanzaran con mas fiereza contra el samurai extranjero, que seguía acabando con los mercenarios. Incluso usaba a veces el kendama para golpear al enemigo y aprovechar el momento de distracción.

La batalla terminó a los pocos minutos. Sus ágiles movimientos eran demasiado rápidos para los lentos movimientos de sus adversarios que rápidamente caían derriba por un corte o atravesados por la katana, que les hacía aflorar el caliente líquido rojo que poco a fue impregnando todo el campo de batalla, al igual que la propia hoja y al extranjero.

Al final solo el extranjero y su acompañante quedaron en pie sobre un campo teñido de rojo y lleno de cuerpos sin vida.

-Lo conseguimos. -le dijo mientras le extraía la katana a su última victima.
-Si. ¿Entramos? -dijo mirando al gran castillo.
-Sin dudarlo. -le respondió mientras se limpiaba la sangre.

                                                           --o--

Entró corriendo en la sala y se arrodilló ante el hombre que estaba sentado en una especie de trono.

-Levanta. ¿Dime, han acabado con ellos?
-Mi señor..... han sobrevivido.
-¿¡Qué!? ¿¡Cómo es posible!?
-El hombre..... posee un poder extraño. consigue devolver las flechas sin ni siquiera tocarlas.

Se quedo pensativo.

-¿Mi señor?
-Retírate. Y asegúrate que no entren al castillo.

La puerta corrediza se abrió.

-Veo que hay movimiento en la entrada del castillo.

Era una bella muchacha. Vestía un kimono, llevaba el pelo suelto y se tapaba parte de la cara con un abanico decorado con bellos motivos de flores del cerezo.

-¡Ah! Eres tú. -le dijo agradablemente sorprendido el dirigente del castillo al ver a la recién llegada.

                                                           --o--

Atravesaron los muros de piedra por la enorme puerta de madera y se adentraron en el gran patio que precedía al gran castillo.

-De un momento a otro saldrán a recibirnos. Estate atenta.

Como si el decirlo los hubiese convocado, la puerta del castillo se abrió y salió un tipo más alto que él. Llevaba partes de una armadura y portaba también una katana. También era occidental.

-Asiquevosotrosoislosquehabeisacabadocontodoslosdelapuerta.
-¿¡Qué ha dicho!? -le preguntó la chica.
-Que somo nosotros los que hemos acabado con los de la puerta.
-¿¡Lo entiendes!? -parecía sorprendida.
-Perfectamente.
-Eso es lo de menos. Debemos dejar hablar a nuestras armas.

Sin mediar ni una palabra más corrió hacia ellos y dio un salto y cayó intentando asestar un corte, pero el extranjero paró el golpe con la hoja de su katana.

-¿Ya está? ¿Eso es todo?
-Aún no has visto nada.

Ambos comenzaron a andar en círculos sin dejarse de mirar en ningún momento.

-Me adelanto.
-Ten cuidado.

La chica dejo solo a los dos guerreros a punto de batirse en duelo y se adentró en el enorme castillo.

3 comentarios:

  1. Dedicado a Julio y a Liu, los protagonistas, a Adri y a Josan, los otros dos personajes que también aparecen

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  2. Me has hecho japa?! xD No me digas que Josan es la preciosa de la melena! XD

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  3. Sigues siendo china, se desvela en la siguiente parte!! xDD Y no, josan no es el de la melena, pero podrías *cejas*

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