martes, 17 de enero de 2012

Una de piratas - Diario de bitácora II

-¡Ni se te ocurra tocarla! O acabaré con tu vida antes de que te de tiempo a pestañear siquiera.
-¡Tranquilo!¡Solo quería verla!
-¿Y quién te ha dado permiso?¿Quién te crees que eres?
-Soy un capitán pirata. Y ellos son mi tripulación.

Me miró de arriba abajo y luego hizo lo mismo con mi tripulación. Se rió.


-¿Vosotros sois piratas? Más bien parecéis payasos.
-No te pases. Somos nosotros los que te hemos salvado.-dijo Muddy.
-¿Y quién os ha pedido ayuda? Me basto y me sobro para salvarme yo solo.

A Isabella se le notaba cada vez más cabreada. Lo veía lógico pensando que había sido ella la que se había tirado a salvarlo.

-¿¡Quién te crees que eres!?¿¡Estabas a punto de morir  ahogado y lo único que dices es que te vales por ti mismo!? ¡Debería haberte dejado en el mar!
-Exacto. Nadie te pidió que me subieras al barco.
-¡Eres un arrogante!¡Y un cabezota!
-¡Y tú eres una arpía!
-¡Uuuuuuu!! ¡Lo que le ha dicho!-dijo Muddy sorprendido.

Isabella no dijo nada más. Lo cogió del cuello de la camisa y se lo llevó a la bodega.

-¡Crap! Que Poseidón le pille confesado.-dijo Raak.
-Se lo ha buscado él solito....
-Sí. Será un milagro si sale vivo.
-Hacía tiempo que no la veía así de cabreada.
-Bueno, vuelvo a tomar el timón. Avisadme si avistáis algo.
-¡Sí, capitán!

Durante un rato no se dejaron de escuchar gritos y golpes hasta que de repente pararon y hubo un largo silencio. Nos acercamos a la puerta de la bodega. Isabella subía por las escaleras. Los pasos que iba dando retumbaban fuertemente. Se notaba que el mosqueo no se le había pasado, aunque también es verdad que estaba un poco más tranquila.
Muddy estuvo a punto de preguntarle algo, pero le tapamos la boca antes de que pudiera. Sabíamos que ahora no era el mejor momento.

-Esperad aquí.

Asintieron.

Bajé las escaleras hasta la bodega. El barco no era demasiado grande, pero aprovechaba bastante bien el espacio y la bodega era bastante grande. Estaba llena de cajas con provisiones y barriles con agua, pólvora y otros útiles. También había un cofre, que traje para guardar cualquier tesoro que encontrase, y otro que ya estaba cuando adquirí el barco. No sabía lo que había, puesto que estaba cerrado y la llave nunca llegó a mis manos.
En el techo había colgadas hamacas, donde podíamos dormir. Había una escalera de mano que bajaba hacia la cocina y una trampilla que daba a otro compartimento.

El nuevo pasajero estaba sentado sobre una de las cajas mientras se comía una manzana y jugueteaba con la espada. Tenía algunos arañazos en la cara que antes no tenía.

-¿Y ahora me toca aguantarte a ti?

Me armé de paciencia. No iba a ser nada fácil dialogar con él.

-¿Eso también te lo hizo ella?-me dijo sonriendo y señalándome la cara.
-¿Qué? ¿Esta cicatriz? No. Fue en una lucha a muerte contra tres piratas -dije orgulloso.
-¿Pero no se lo hizo practicando?-se escuchó decir a Muddy.
-Eso creo recordar. Eran sus primeros días con el parche, aún no estaba acostumbrado a ver con un solo ojo  y pasó lo que pasó.-le respondió Raak.

Las voces venían de la cubierta. Parecían estar comentándolo.

-¡¡Callaos!! Qué sabréis vosotros.

Se rió.

-No sois los típicos piratas que te encontrarías por estos mares.

No sabía si era un elogio o se estaba metiendo con nosotros.

-¿Cómo fue lo del ojo?
-Realmente no me pasa nada. Lo llevo porque me gusta como me queda.

Suspiró como si acabará de escuchar la cosa más estúpida del mundo.

-¿Qué te paso para acabar en medio del mar?
-Nada que os incumba a ti o a tu tripulación.
-Al menos dime, ¿el barco que se estaba hundiendo era el tuyo?
-¡Ja! Buena broma. Mi barco nunca se hundiría. El que se hundió era el de la marina.
-Entonces eres un pirata.
-Si.

Se levantó.

-Llamame Khemi.

Extendió la mano. Se la estreché.

-Desmond.
-No te creas que me fío de vosotros. Solamente necesito llegar alguna isla o algún puerto para reunir una nueva tripulación.
-Puedes unirte a la mía.
-Nunca. Busco piratas de verdad.

Se hizo un silencio incómodo.
La verdad es que no era nada amable. Se lo tenía muy creído, además de ser una arrogante.

-¿Por qué es tan importante esa espada?

Le cambió  la expresión de la cara de golpe: el cabreo desapreció y dejo paso a la preocupación y a la melancolía.

-Si no quieres...
-Es un regalo. Es muy importante para mi.
-Es magnifica.

Me acercó la espada.

-¿Puedo?
-Antes de que me arrepienta.

La espada era digna de mención. Realmente era un auténtico tesoro. Una empuñadura de oro con filigranas, pequeñas gemas rojas que deduje que eran rubíes por sus magnifico brillos, la hoja era plateada y estaba tan limpia y pulida que además de tener un gran brillo reflejaba casi como un espejo. No era plata, pero era innegable que se trataba de un material raro y sin igual. Me fijé que tenía  un  grabado. La caligrafía era pulcra y con mucha floritura.

-Brilla... al... alba...
-... con la bravura del mar.

Se la devolví.

-Es una muestra de que estaremos juntos y que no importa que nos separemos. Siempre nos volveremos a encontrar pase lo que pase.
-Si Isabella te escuchase te vería con otros ojos.
-No necesito llevarme bien con esa mujer.
-Te cambia el rostro cuando piensas en la que te regalo la espada.

En el mismo instante en el que terminó la frase se puso colorado unos segundos y luego volvió a tener la expresión de siempre. Carraspeó.

-¿Y a dónde os dirigís?
-¡¡Tierra a al vista!!
-¡Es Muddy! Puede que tú mismo veas a donde nos dirigimos.

Subimos corriendo a la cubierta.
Efectivamente a lo lejos se veía una isla. Se veían numerosos árboles y palmeras sobre los que sobresalían alguna montaña y alguna que otra construcción, pero no era capaz de distinguir bien de que se trataba.

-Es esa.-me dijo Isabella mirando el mapa. -No hay duda.
-¡Lo conseguimos!-exclamó Raak.
-Estamos tan cerca de la fama...
-¿Fama? Llegáis a una isla en la que se esconde el que posiblemente sea el mayo tesoro del mundo, ¿y solo pensáis en la fama? No se de donde habéis salido...

En ese mismo instante pasó muy cerca nuestra un barco.Era mucho mas grande que el nuestro, tenía el casco pintado de color azul, en la bandera y en el lateral había unas calaveras con un sombrero de copa y vez de dos tibias cruzadas llevaba una cuchara de madera. Era bastante más veloz que el nuestro.

-Te la cojo prestada.-me dijo Khemi cogiéndome la pistola del cinturón.

Se agarró de una de las cuerdas de las velas y se balanceó hasta el otro barco.

-Maldita sea.

Se escuchó un tiro. Intenté ver que había pasado, pero nos habían sacado ya mucha ventaja.

-¡Tripulación! Nos ha salido un rival. Tenemos que llegar antes que ellos. ¡Desplegad las velas! ¡Tenemos que aumentar nuestra velocidad!
-¡Siii!

Corrí hacia el timón, me quité el parche y cuando todos hubieron desplegado las velas viré para ponerme a favor del viento.

-¡¡Allá vamos!!

4 comentarios:

  1. Si no supiera que ese era mi barco...

    ...ahora mismo no estaría TAN intrigado xD

    ¡Mu chulo!

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  2. Debería hacer algún comentario, pero que más da. la historia mola y se acabó. Fin del comunicado xD

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  3. Porque todas nos enamoramos del pirata de Khemi... *sigh* <3

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