lunes, 13 de enero de 2014

Lullaby #Día6 Gods of War #La Sombra del Rey (Styx)

Todo estaba en silencio. Hacía horas que llevaba puesta la armadura, aquella macabra replica de acero de un esqueleto humano. En realidad no me hacía falta, pero, con ella puesta, no había hombre ni mujer que, por instinto, no se amedrentase. Dediqué unos instantes a mirarme en el espejo, antes de ponerme mi pintura de guerra. Un muchacho delgado y de ojos fríos me devolvió la mirada desde el otro lado. Aquel era Arthur, el de verdad... Yo solo era una sombra de lo que fui. Pero aquel día terminaría la farsa... Styx se marcharía para siempre. 
Miré a mi espada, Excalibur, una espada peculiar y caprichosa, pero leal. Por si no lo sabias, las espadas mágicas, tienen su propia alma y personalidad, así como una serie de principios y normas para quien las empuñe. En el caso de la legendaria espada del rey Arturo, hay dos máximas inamovibles; solo debe empuñarse en defensa de la justicia y solo puede ser empuñada por alguien del linaje de los Pendragon. Yo cumplía la segunda parte, pero, durante muchos años, había tenido que usar a Shredder, la gran espada de hueso en su lugar, pues, en todos mis años de Styx, tuve que interpretar el papel de villano. Sin embargo, ahora ya no tenía que actuar más. Agarré la empuñadura del largo mandoble con ambas manos y, por un momento, pensé que no sería capaz de levantarla. Excalibur es una espada increíblemente pesada, incluso para aquellos con la fuerza sobrehumana de las quimeras. Sin embargo, la espada se doblegó y dejó que mis manos la empuñasen. Era un acero precioso, forjado por Hefesto, siglos antes de que el Imperio de Roma cayese, quizás varios siglos. Algunas fuentes situaban su origen en Troya. Fueran cuales fuesen sus origenes, por azares del destino, acabó en la tierra de los Anglos, donde pasó de manos varías veces antes de encontrar a la familia que debieran ser sus guardianes, los Pendragon. Evidentemente, aquella no era la misma espada, había sido reforjada varías veces antes de adoptar aquella forma pero llevaba su espíritu dentro, de ello no cabía duda.

Di un par de mandobles con ella, sin ningún blanco fijo más que el aire. Su peso descomunal hacía que hubiese que poner toda la fuerza del cuerpo en cada golpe y aprovechar el momentum y la fuerza cinética para esgrimirla con eficiencia. Por un momento, pensé en la espada de Luca y en nuestro "Plan". Yo ya sabía que había una gran cantidad de posibilidades de que aquello no saliese bien. Muramasa Kirikaze; una espada pensada para herir y destruir, con una sed de sangre incontrolable. Realomente me sorprendía que Luca hubiese elegido esa espada, pues su naturaleza amable le impediría sacar todo su potencial. Me maldije una y otra vez, por no decirle nada, me maldije una y otra vez, por no contarle mi verdadero plan... Me maldije una y otra vez, por planear la muerte de un chico tan amable y comprensivo, pero, a mi juicio, aquel era un sacrificio necesario. Zasalamel, el verdadero lider de Nightcore, necesitaba creer que había ganado, que había destruido a nuestro lider y Charlie necesitaba una razón para desatar su verdadero poder. Charles, sin apellido... Él era la pieza maestra de todo aquello. Creado a partir de dos dioses; Poseidón y Atenea, como un experimento, era un autentico Dios, con un poder inimaginable.Sin embargo, le faltaba un detonante, una chispa que le motivara a dar rienda suelta a su ira. Y la muerte de Luca debía ser ese detonante.

Sin embargo, llegó la hora. Puse mi mejor sonrisa para Luca mientras el entregaba su reluciente armadura nueva. Le di palabras de animo mientras le llevaba a la batalla en mi motocicleta y le dije que vencería... mientras me dejaba atrás para adentrarse en el bosque y afrontar su destino. Me sentí un pedazo de mierda. Me desquité con los soldados de Nightcore, me bañé en su sangre, intentando liberar mi mente, pero ni la mayor de las masacres podría distraer mi atención de lo que había hecho. Había sentenciado a muerte a un amigo, mintiéndole a la cara, solo para alcanzar mis fines egoístas.

Cuanto más pensaba en ello, más pesada se volvía Excalibur en mis manos. Antes de darme cuenta estaba rodeado de enemigos. Supe que había llegado el final cuando vi a Belial, con su cetro en  el suelo. Había estado mandando hordas de peones contra mi para cansarme y ahora venía a acabar con mi vida "Ya está" pensé. Estaba jadeando y totalmente agotado, notando como la posesión se desvanecía "Este es el final que te mereces, Styx... Descansa en paz." El primer golpe que me impactó fue una patada en el estomago, cortesía del Príncipe Demonio. Los demás dieron un paso atrás alejándose de Belial y de mi, no quería que nadie interfiriese. Estaba totalmente agotado y había perdido toda voluntad de luchar, así que dejé que su cetro me golpease, una y otra vez. Podía oir a Lisa gritando "¿Que demonios hacer, Arthur?¡Lucha! No puedes morir, no ahora..." Casi podía oirla llorar mientras Belial me machacaba. Fianlmente, me colapsé, hecho una masa sanguinolenta "¡Arthur, por favor, levantante!" me gritó Lisa, pero ya era demasiado tarde; El Príncipe Demonio ya se preparaba para darme el golpe de gracia. Cerré los ojos y con una sonrisa esperé el cálido abrazo de la muerte... Mucha gente le tiene miedo, pero no es tan mala cuando llegas a conocerla. Sin embargo, no pude notar los peqqeños brazos de Lisa a mi alrededor, ni el golpe final de Belial, pues una figura, envuelta en un chaquetón negro largo, se interpuso entre nosotros. Tenía el pelo rizado y negro como el azabache. No podía verle la cara, pero podría haberla reconocido en cualquier parte.

-Mor... -Estuve a punto de decir su nombre, pero sabía que a ella no le gustaba que la llamase así- ¿Madre?

-Te olvidaste de despedirte, Arty -A penas me dió un vistazo y sonrió antes de recoger mi espada del suelo y empuñarla con ambas manos.- Cuando termine con esto te pienso leer la cartilla, que lo sepas.

-Mamá, yo... -Por un instante se me vino a la mente algo más urgente- ¡Luca! ¡Está en el bosque, si aun está vivo, necesita ayuda!

-Tranquilo, Charles está de camino para allá... -Belial parecía algo molesto por que le hubiesen dejado en segundo plano, pero no se decidió a atacar a Morgana hasta que por fin esta se puso en guardia.

Despues de aquello, poco recuerdo antes de despertar en el hospital...

2 comentarios:

  1. Muy muy interesante todo todas estas revelaciones. Solo haces que quiera seguir leyendo.

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  2. Muy muy interesante todo todas estas revelaciones. Solo haces que quiera seguir leyendo.

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