jueves, 26 de septiembre de 2013

Lullaby #Noche5 La ira del diablo (Medianoche)

Cuando aterricé mi enemigo me esperaba; un hombre de mediana edad, vestido de negro. Parecía un mercenario, con la cara llena de cicatrices y atuendo militar. Pero no me paré mucho a mirarlo. Estaba listo, mentalizado para luchar. Podía notar la muerte en mis ojos, en mis dedos, en mis entrañas. Poco quedaba de humano en mi, la ira lo había devorado todo y solo un deseo me movía cuando, sin previo aviso rebané el brazo de mi contrincante y noté su sangre bañando mi rostro: matar. Quería matarlo, despedazarlo, humillarlo. Para mi aquello no era un humano, era un animal para sacrificio y yo era su verdugo. Vi como se asomaba en sus ojos el brillo de un demonio a punto de brotar, pero fue más rápido. Mis dedos se hundieron es su carne y arranqué sin a penas esfuerzo su costilla flotante derecha, dejándolo indefenso en el suelo. Sostuve el hueso entre mis manos y pude ver como se desquebrajaba. Lo solté y cayó al suelo, manchando la arena de sangre, ante los atónitos ojos de la audiencia. Miré a mi moribundo contrincante intentando levantarse, no le conocía, no tenía nada personal contra él, pero era un enemigo. Solté mi espada, puede que lo interpretara como un signo de misericordia, pero nada más lejos de la realidad.
Mis dedos se clavaron en sus sienes, apretando, como si fuera a reventarle la cabeza y de repente, un giro y un crujido. Estaba muerto, a mi alrededor, silencio. Mis dedos estaban manchados de sangre. Acababa de matar a un hombre. Miré mis dedos, transformados en garras, rojas totalmente, bañadas en la sangre de aquel desgraciado. Miré alrededor y pude ver todo tipos de caras entre la muchedumbre en las gradas, la mayoría de incredulidad o miedo, pero las que más me preocuparon fueron las caras de mis compañeros. Alice miraba el cadaber con lastima, pero sin excesivo horror, Nikky, a su lado simplemente me observaba sorprendida, Charlie cerró los ojos y apretó los labios, pero fue Styx el que más me asustó. En sus ojos brillaba una sonrisa demente bajo unos ojos hambrientos. Recogí mi espada y pude ver en un palco el rostro de mi verdadero enemigo, aquel contra el que realmente quería descargar aquella ira corrosiva, Lucifer. Nuestros ojos se cruzaron unos instantes. Me pareció oír la voz de Hermes anunciando mi victoria, pero no me importaba, nada me importaba realmente. Cuando iba a los vestuarios, por los largos pasillos bajo las gradas, me encontré a mi padre de frente. Por primera vez, veía a Belphegor totalmente serio, como un padre. Sabía que iba a echarme la bronca, tenía esa cara de padre cabreado.

-Luca, deshaz la posesión... Ahora... -Obedecí sus ordenes y de repente, me noté pequeño y débil. Todo ese poder se había desvanecido- Tenemos que hablar... Ven conmigo.

-Es por lo que he hecho... He... matado a ese tío -levanté la cabeza y lo miré a los ojos- ¡Pero lo merecía! Vi lo que Lucifer y sus esbirros iban a hacerle a la raza humana, lo que haría si nos derrotaba, Alice, Charlie, incluso mamá... ¡todos muertos!

-¡Y te has desquitado con el primer desgraciado que se te ha cruzado por delante! -Era un rugido de rabia.- Luca, se supone que nosotros somos los buenos ¿Recuerdas? Está bien que quieras proteger a los demás y que hayas despertado tu parte de demonio, pero no puedes darle rienda suelta a tu ira así... Eso es precisamente lo que Lucifer quiere que hagas. 

-Yo... -No sabía que decir, él tenía razón y yo me había comportado como el crío que era.

-Luca, el poder que tienes... es una gran carga, tienes que usarlo solo si la situación es desesperada. -Pude sentir como sus brazos me envolvían y como las lagrimas brotaban de mis ojos.- Se fuerte, mi niño... Podemos luchar, pero no así... Azrael no está del todo equivocado, pero tampoco creo que su plan sea el mejor. -Pude notar como daba un largo suspiro y se apartaba- Creo que ha llegado la hora de que te dé unas cuantas respuestas, pero después del combate de Charlie, creo que entenderás muchas cosas al verle luchar.

Asentí y ambos salimos a fuera. El combate de mi amigo ya había empezado; Su contrincante era una Torre, así que luchaba con los puños. Pero poco importaba eso, sin ningún tipo de posesión, Charlie simplemente lo había envuelto en su cadena, desencajandole ambos hombros. Era como observar el perfecto funcionamiento de un reloj, cada movimiento estaba calculado, cada paso. Un tirón y el pobre tipo salió volando contra una pared. Todo ello sin recurrir en ningún momento a su posesión.

-Charlie también es un Sangre pura y una Quimera... -Dijo Belphegor.- Pero él no es dependiente del poder se nadie. Tampoco Arthur, por muy salvaje que sea, usa a menudo su posesión si no le va la vida en ello.

Asentí, mientras me di cuenta de que algo iba mal. Desde el boquete que había dejado el tipo contra el que luchaba Charlie surgieron varios tentáculos, gigantescos. El hombre ya no era un hombre, sino un grandisimo kraken acorazado. El chico rubio evitó los tres primeros como pudo, pero el resto lo acorralaron y lo golpearon con saña. Aun así, no usó la posesión, se envolvió el puño con la cadena y corrió hacia la boca de su agresor. Charlie era rapido, más de lo que había podido imaginar, para lo grande que era. Se movía con agilidad, saltando entre los tentadulos, rodando por ellos y desgarrando con el garfio de su cadena, como si estuviera haciendo parkour o saltando en un castillo hinchable. Aun así no fue suficiente para detener el ataque del Kraken; sus dos tentáculos más grandes, envueltos en una coraza lo aplastaron en mitad del aire; o eso creí. Cuando me fijé pude ver que el chico estaba parando cada uno con una mano, a la vez, sosteniéndose en equilibrio con ellos como punto de apoyo. Una maligna sonrisa se asomó en su rostro y supe quien iba a ganar. Fue demasiado rapido para que yo lo viera. A penas un segundo y el Kraken no habría servido ni para calamares rellenos. Los restos de la criatura se esparcían por toda la arena y una lluvia de sangre cayó sobre la audiencia, que gritaba y jaleaba.

-Vamos, ya no hay nada más que ver. -Mi padre me hizo levantarme y me hizo un gesto para que le siguiera.- Es hora que te cuente sobre nuestro enemigo y sus sombras...

2 comentarios:

  1. No me extrañaría si el suelo fuese de color rojo solo para no tener que limpiarlo cada vez xD

    ResponderEliminar