martes, 24 de septiembre de 2013

Lullaby #Día5 Como El Rey Mono en la palma de Buda (Tarde)

Fue una batalla dura; Tanto Belial como Seth eran realmente poderosos, uno con sus ataques de sombra y fuego destrozaba cualquier intento de ofensiva y el segundo, con su magia del Caos, lanzaba rayos y tormentas de arena sobre nosotros. Me impresionó, sin embargo, lo increiblemente poderosos que eran Charlie, Alice y mi propia madre. No solo se las apañaron bastante bien para defenderse, sino que les devolvían los golpes. Slice lanzaba cartuchos de dinamita que se prendían en el aire y se transformaban en grandes esferas de fuego azul, mientras ella misma se envolvía en fuego y parecía volar. Charlie con su cadena había conseguido neutralizar un poco los movimientos de Seth, cosa ya de por si impresionante, pero entonces me di cuenta de que mi amigo ni siquiera estaba usando una posesión. Por último, mi madre se había encarado a Belial y lo atacaba sin piedad, con devastadores ataques de hielo y luz. Luccyan y yo también hacíamos lo posible por distraerlos mientras los demás ponían a cubierto a los heridos. Creo que, por primera vez fui consciente de lo mucho que me desgastaba la posesión. Tras los primeros minutos, mi cuerpo se había empezado a sentir extraño, después, se me agarrotaron los músculos y, finalmente, empecé a notar como me flaqueaban las piernas. En realidad, tuve suerte, pues, justo cunado pensaba que estaba a punto de desmayarme, vi que Belial y Seth estaban sufriendo del mismo mal, pero mucho más acentuado. El príncipe demonio, estaba moviéndose con una torpeza poco propia de él, pero aun así siguió luchando hasta que, con un último golpe, se derrumbó y su piel empezó a deshacerse. Unos minutos y solo quedaba allí un chico muerto y frío.


-¿Que demonios...? -Me giuré para ver que había pasado con Seth y descubrí una escena similar.

-Han alcanzado el limite de esos mediums -Comentó Luccan. Tenía un brazo sacado de su sitio y una gran herida en la cabeza- Usan a los humanos como si fueran marionetas hasta que se rompen... y entonces se buscan uno nuevo.

-Chicos... -Intervino mi madre. Ella tambien tenía un par de cortes y su ropa blanca estaba hecha un desastre.- Ya casi ha caido el sol, deberíamos ir a reunirnos con el resto.

Todos asentimos y deshicimos la posesión. Cuando lo hice, sentí como si de repente me hubieran cortado los hilos que me sostenían. Pude notar como alguien me sujetaba, pero tenía la vista demasiado borrosa para averiguar quien. Me quedé suspendido en un estado entre la consciencia y la vigilia durante lo que me parecieron horas. Al despertar, estaba en una cama de hotel, doble y de sabanas suaves. Ya no llevaba puesta mi armadura, sino solo unos pantalones y una camiseta. Miré a mi alrededor y pude ver que había una mujer a cada lado de mi cama. Mi madre a mi derecha y Alice a mi izquierda. Notaba todo el cuerpo agarrotado, como si no me hubiera movido en años, y mi vista aun estaba cansada. Pude notar como la mano de mi madre me pasaba por el pelo y me trajo a la mente recuerdos cálidos, de cuando era pequeño y me ponía enfermo. Por primera vez, vi el ángel que había en ella, tan claro como el agua, pude ver esa espiral de luz en sus ojos, justo igual que Bell, pero al contrario de la suya, la de mi madre era tranquila y pacifica, como un lago en calma.

-¿Que... ha pasado? -Pregunté. Notaba la garganta seca y me costaba hablar.- ¿Hemos... ganado? -Alice y mi madre se miraron.

-Bueno... -comenzó Alice- Tanto Lullaby como Requiem conseguimos alguno de los pedazos de Estrella, pero... Guillotine... -Se cortó un poco- Ellos se concentraron en defendernos a nosotros, por lo que no pudieron conseguir ninguno.

-¡¿QUÉ?! -Me levanté algo conmocionado por la noticia.- ¿Guillotine será eliminado? No puede ser... Arthur, Luccyan y los demás... No podemos vencer sin ellos...

-No le podemos hacer nada, cariño, las cosas son así... -Dijo mi madre, parecía tambien un poco afectada.- Se acabó...

-No... debe haber una forma, algún modo de arreglarlo. -Sabía que no era el momento, pero aun así, si no hubiera sido por Luccyan y Arthur yo estaría muerto.- Voy a hablar con Styx, tenemos que arreglarlo.

-Me encanta ese espiritu, chico, no me extraña que le caigas tan bien a mi tío -Dijo una voz que nueva, desde la puerta. Era Hermes. Obviamente estaba usando una Carcasa, pero era él, sin lugar a dudas- Perdón por entrar sin llamar, pero como coordinador de las pruebas este año, estoy al cargo de estas cosas... Así que, si tienes una solución este es el momento.

-¿Así que aun hay posibilidades de que Guillotine siga en la competición? -Pregunté, algo curioso. No me esperaba que Hermes se tomase tantas molestias por que un equipo no fuese eliminado.

-Bueno, técnicamente, no... Guillotine no puede seguir, pero... Hay ciertos vacíos legales... -Comentó el dios- Las alianzas son libres de reclutar nuevos miembros o fusionarse en cualquier momento, incluso en mitad de una prueba. Y ya que habeis demostrado tanto compañerismo...

-Tendré que hablarlo con Arthur y los demás, pero creo que ya sé por donde vas... Estás proponiendo que oficialicemos nuestra triple alianza ¿Verdad? -Sonreí y vi como Hermes se hacía el inocente.

-¿Yo? No, solo estoy informandote de todas las posibilidades, es mi trabajo -Se despidió con la mano y me guiñó un ojo- Esta es vuestra era... y creo que vais a lograr algo grande, chavales, así que no dejeis a nadie atrás ¿Vale?

Tras esto, el Dios se marchó, me bastó una llamada a Charlie para convocar una reunión de emergencia. En a penas diez minutos habíamos ocupado la recepción del Hotel, que, al parecer, había sido alquilado totalmente para nosotros. Cuando todos estuvimos juntos, me di cuenta, por primera vez, de toda la gente que estaba bajo mi mando en aquel momento. La verdad es que me puso algo nerviosó, pero intenté sobreponerme e ir directo al grano.

-Bueno, creo que todos sabemos porqué estamos aquí ahora -comencé.- Hoy hemos librado nuestra primera batalla como Alianza, pero, como sabréis, los chicos de Guillotine no han podido conseguir ninguna pieza. -Hubo murmullos entre los miembros de los tres equipos y los chicos de negro bajaron la mirada

-¡Ese es su problema! ¿A quien le importan? ¡Son una panda de traidores! -Gritó alguien entre la multitud. Era un chico de Requiem, alto y moreno. Parecía que iba a decir algo más, pero entonces, casi de forma inconsciente, me puse frente a él y le agarré del cuello.

-Vuelve a decir eso y será lo último que digas... No han conseguido ni un solo trozo de estrella porque estaban protegiendo tu patético trasero, si ellos no se hubieran dejado la piel contra esos putos dioses encarnados, esto habría sido un baño de sangre. -Solte al chico, que ya se estaba empezando a ahogar- No me importa lo que hayan hecho los chicos de Styx hace años, lo que me importa es lo que están haciendo ahora por nosotros. ¡Sin ellos estamos más que muertos! Así que he venido aquí para anunciar la oficialización de nuestra alianza. -Otra vez murmullos de asombro- No me importa lo que digais, ahora estamos todos en el mismo barco, somos hermanos y nuestro objetivo es el mismo.

-Yo estoy contigo -Dijo Atlas, abriéndose camino entre la gente.

-Y yo... -Comentó timidamente Nerya. Tenía un brazo en cabestrillo- Si no hubiera sido por Chainsaw Chronos me habría matado. -Se giró a un tipo de aspecto algo siniestro, con una mascara-saco cubriendole la cara que llevaba una camiseta de Guillotine y le sonrió.

-Yo tambien estoy contigo... -Dijo Charlie, dando un paso al frente. Algunos murmullos más se levantaron.- Todos sabeis que no soy el fan numero uno de Guillotine y lo que nos hicieron en la Caída fue horrible, pero... Ahora ya no son el enemigo, son nuestros aliados y nos han salvado hoy, así que lo menos que podemos hacer por ellos es esto.

Poco a poco cada vez había más gestos de asentimiento y menos de disgusto. En algún momento, la gente empezó a juntar sus puños en el aire. Creo que hay pocas cosas mejores que ver a viejos amigos volver a reparar sus amistades. Enemigos que volvían a abrazarse y revivían amistades rotas. Hermanos que volvían a dirigirse la palabra tras una larga pelea. Me permití una leve sonrisa mientras notaba el brazo de Charlie pasando por mis hombros y dándome una palmaditas en la espalda.

-Eres un líder de puta madre ¿Sabías? -Comentó el chico rubio.- ¿Por cierto has pensado ya como nos vamos a llamar a partir de ahora?

-Bueno... no lo había pensado, pero... se me ocurre algo -Sonreí, en mi opinión era un buen nombre- Midnight Cerberus.

-Hum, suena guay, pero ¿Por qué? -Preguntó intrigado.

-Cerbero era el perro guardián de tres cabezas que evitaba que nada entrara o saliera del infierno... -Comenté- Además, cada una de nuestra Alianza representa una de las cabezas...

-Hum, bien pensado... -Chocamos nuestros nudillos y anunciamos el nuevo nombre de la Alianza. A todos pareció gustarles y la reunión terminó con la gente desperdigandose y hablando de banalidades.

Se me ocurrió ir a buscar a Arthur, pero en lugar de eso, me encontré de cara con Alice, que reclamó mi compañia de forma bastante más agresiva que de costumbre, así que no me quedó otra que acompañarla a la cafetería, donde nos sentamos a hablar.

-Un gran discurso, "Lider" -Comentó. Estaba actuando de forma un poco extraña y no podía entender por que, pero decidí seguirle el rollo.

-Bueno, era lo que sentía que tenía que decir, la verdad es que tenía algo de miedo... -Pedí un café y ella lo mismo- ¿Pasa algo, Alice?

-No pasa nada... -Lo dijo en un tono que me heló la sangre. Sé que todos sabeis a que tono me refiero, a ese que te hace pensar "Dios, quiero morir, está a punto de llegar el apocalipsis".

-¿D-de verdad...? -No estaba seguro de que estaba pasando, así que hice lo único que se me ocurrió, levantarme y abrazarla- ¿Es por que he hecho algo mal?

-Es por lo que no has hecho... -Pude notar que estaba un poco ruborizada, pero hacía el esfuerzo por parecer enfadada- No me has preguntado si estaba bien, ni te has molestado en pensar si me habían herido o algo.

-Alice... Te he visto acribillar al Dios del Caos tu sola... -Sonreí y le deposité un beso en la mejilla. Pude notar que tenía la cara caliente por el rubor- ¿De verdad esperas que crea que eres una damisela indefensa a la que pueden herir fácilmente?

-Hum... -Tenía los ojos de un color entre ros y rojo, lo que significaba que se estaba debatiendo entre asesinarme o besarme. Gracias a los dioses se decidió por lo segundo- Eres un idiota.

-Sí que lo es... -Comentó alguien detras nuestro. Cuando me giré para reconocer al intruso, mis ojos encontraron con unos iris igualmente dorados con una espiral de luz en ellos. No tenía cuernos ni cola, pero podría haber reconocido a aquel hombre de traje caqui y pelo del color del roble viejo en cualquier parte.

-¿Papá? -Pregunté a medias sorprendido y a medias emocionado- ¿Que estás haciendo aquí?

-¿Un padre ya no puede venir a visitar a su hijo a traves de dimensiones y miles de planos? -Comentó con una sonrisa. Me levanté y le di un cálido abrazo. Al parecer no se lo esperaba, pero terminó por corresponder. Era la primera vez que abrazaba a mi padre de verdad, en mi mundo y, realmente, fue agradable.- ¿Has visto a tu madre? Quiero darle una sorpresa...

-La verdad es que no sé donde está... -A penas estaba terminando la frase cuando vi como una silla se estampaba contra la cabeza de Bell. Miré en la dirección de donde había venido y vi a mi madre, vestida simplemente con una caamiseta blanca y tejanos negros.

-Belphegor Sundow, grandisimo caradura y sinvergüenza... -Mi madre parecía algo enfadada.- ¿Como se te ocurre venir aquí sin avisar?

-Bueno, es que quería darte una sorpre... -No pudo terminar la frase, ya que mi madre le había cruzado la cara de un bofetón.

-Crees que te puedes presentar así sin más despues de 17 años... ¿Donde están las flores y los bombones? -En aquel momento me di cuenta de que estaba haciendo lo posible por no partirse de risa en su cara. Miré a Alice y vi que ella también se estaba a punto de echar a reir- Vamos, gañan, di algo...

-Te he echado de menos, Gabrielle... -Dijo simplemente Belphegor con una cálida sonrisa en la cara.

-Siempre has sido un idiota y siempre lo serás... -Mi madre soltó un suspiro y luego le dio un beso a mi padre. Me dio algo de vergüenza verles, pero, al mismo tiempo, pude sentir cierto sentimiento de aprobación... Aquello era como tenía que ser.

-Vamos a dejarles algo de intimidad... -dijo Alice mientras me cogía de la mano y me arrastraba a la habitación. No creo que haga falta describir lo que pasó después.

1 comentario:

  1. Que buen capitulo, toda una voragine de sentimientos. Pasión, dulzura, risas y ¿algo verde? xDDD tú y tus forma de dejar que la mente malpiense xD

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