jueves, 19 de septiembre de 2013

Lullaby #Día5 Como El Rey Mono en la palma de Buda (Medio día)

Ya a los pies de la torre de nuevo observé el fragmento de estrella. Era un pedazo de metal dorado y brillante, algo combado y de borde serrados, como si fuera parte de alguna especie de puzle esférico. No me detuve demasiado, ya que recordé que si algún miembro de otro equipo me veía con él, podía quitármelo, recurriendo a medios drásticos, así que eché a correr tan rápido como me lo permitieron mis piernas, si conseguía mantener el fragmento hasta el final del día todo estaría bien... no hacía falta que buscara los demás, solo que mantuviera el que ya tenía y habría ganado. Sin embargo comprobé que era mucho más difícil hacerlo que decirlo. No había dado ni cinco pasos cuando empecé a ver a gente que me seguía. Intenté despistarlos metiéndome por calles muy transitadas, donde les sería más difícil localizarme y atacarme. O al menos eso era lo que creía; lo primero fue notar algo extraño dirigiéndose a mi, desde una azotea. Me paré en seco y ví pasar frente a mis ojos una bala de rifle a toda velocidad; un francotirador. Rápidamente, me escurrí entre la gente, procurando no quedarme quieto ni un segundo. Mi vida corría peligro serio.
En algún momento llegué a un parque, esperando huir, pero ellos ya me estaban esperando. Eran siete, bastante bien armados y llevaban esos trajes que llevan las fuerzas de asalto de la poli, con mascaras de gas y todo, solo que eran completamente negros y sin ningún distintivo. No hablaron, solo apuntaron sus ametralladoras y dispararon en mi dirección. Me eché a un lado y conseguí esconderme tras un coche. Tras mi improvisada barricada, intenté relajarme y pensar un plan, pero no había forma de que yo solo pudiera con aquellos tíos. Solo... Esa fue la palabra clave, miré a mi alrededor y me di cuenta de que en ningún momento había estado solo. Tenía todo un ejercito a mi disposición, solo esperando a que les diera sus ordenes. Un grito de guerra surgió de mi garganta y avancé, simplemente, confiando en que entendieran el mensaje. Y lo hicieron; doce tipos, con camisetas de todos los colores de nuestra nueva alianza, la mayoría llevaban ventas y escayolas y, desde luego, no parecían guardarle ningún aprecio a los chicos de Nightcore. Bates, espadas e incluso algunos explosivos fueron descargados sobre aquellos tipos de negro. Fue un ataque rápido y preciso, tras el cual todos se pusieron espalda contra espalda, en espera de algún nuevo ataque. Entonces reparé en que la mayoría de los chicos no eran de Guillotine y que entre ellos se encontraba su segundo al mando, Luccyan, con dos grandes espadas saliendo desde el puño de su chaqueta. Cruzamos una mirada y asentimos, no era momento de detenerse. Los chicos de Nightcore ya estaban de pie de nuevo, esta vez con las posesiones activas.

Aquella fue la primera vez que vi Apocrifos; Seis de ellos se quitaron las mascaras y ya no eran humanos, sino demonios, con duernos y escamas. No eran escamas de aura como la armadura de Liam, eran de verdad... Realmente, habían usado su cuerpo para traer a aquellas criaturas en carne y hueso a nuestro mundo, pero lo que más me sorprendió fue cuando el último de ellos se retiró el casco. Yo conocía a aquel demonio de rasgos ofidios y cabello en llamas; Belial. Sus ojos negros como la tinta se clavaron en los míos y pude sentir un terror irracional subiéndome por la columna. Estaba a punto de intentar correr cuando el primero de mis nuevos compañeros dio un paso al frente con su posesión activada. Su medium era un bate de acero y por la forma de su aura, puede que su sincronía no llegara al 50% pero estaba ahí, frente a mi, encarando a aquellos seres terribles. Sentí vergüenza de mi mismo y el miedo dejó paso a la ira. La anterior vez, Belial me habría matado de no ser por Hades, pero esta vez no estaba indefenso. De nuevo, sentí el poder de Belphegor recorriendo mis venas, como si de repente tuviera fuego corriendo por ellas. Esta vez era mucho más intenso que antes; Pude notar como aquella aura (más tarde descubriría que se llamaba Karmor) iba volviendose cada vez más solida y no una simple llama ondulante a mi alrededor. Podía sentir los cuernos en mi frente, la cola en mi espalda y los muñones de unas alas rotas en mi espalda... era como si realmente me hubiera vuelto uno con el poder de mi padre. Finalmente, miré mi arma y donde debía haber un puñal, había una katana plateada; Kirikaze, la espada para destruir.

Eché un vistazo a mi alrededor y vi que todos se habían sumergido en el mismo estado que yo, algunos más otros menos. Sin embargo, la Karmor más impresionante era la de Luccyan que, literalmente, se había vuelto una sombra, alta y delgada, con los ojos rojos como ascuas. Hubo silencio unos instantes y, de repente, la batalla comenzó. Mazas, espadas, escudos, huesos, sombras, balas... Fue un torbellino de sangre y fuego. Mi cuerpo se movía por instinto, destrozando, golpeando y cortando con espada, cola, cuernos y garras. Luccyan iba apareciendo de ciuando en cuando desde el suelo, cortando músculos y tendones o simplemente triturando las piernas y cuerpos de los demonios. Pero Belial estaba allí, uno por uno, fue abriendose paso entre mis compañeros para llegar donde estaba. Recuerdo vagamente ordenar a loss demás que se apartasen para dejarme espacio y despues volver a mirar los ojos del diablo.

-¿De verdad creesssss que puedesssss ganarme con tu poder actual? -Siseó Belial, divertido- Además, Seth debe estar al llegar...

En ese mismo instante, puede que por una broma del destino, algo grande y horrendo llegó rodando al parque. Tenía el cuerpo de un hombre, pero mucho más grande y la cabeza de algo que no sabría como identificar. Quizás una especie de mezcla ente cocodrilo chacal y oso hormiguero... Llevaba el torso descubieroto y de cintura para abajo llevaba atuendo militar. Tenía el cuerpo cubierto de quemaduras y jadeaba ruidosamente. Justo después de que aterrizara, pude ver como una gran llamarada azul se estampaba contra él. Pero cuando las llamas se disiparon el Terrible Dios Seth volvía a tener la piel intacta.

-Jajaja, no lo haceis nada mal... -Rugió el dios del Caos- Me he confiado un porque erais mujeres, pero parece que os mereceis un poco de mi reconocimiento.

-No te lo tengas tan creido, pedazo de cerdo, voy a arrancarte la p... -Reconocí enseguida la voz y me giré hacia el lugar de donde provenía. Era Alice y justo a su lado había una mujer un poco más alta que ella, rubia como la miel y de ojos azules, que le tapaba la boca para evitar que siguiera gritando improperios. Me costó un poco darme cuenta de quien era, pero cuando la vi más de cerca, mi mandíbula estuvoi a punto de chocar con el suelo.

-¿M-mamá? -No podía creerlo. Era, sin duda, la única e inimitable Gabrielle Serra en carne hueso.- ¿Que haces aquí?¿Y que es eso que llevas puesto? -dije señalando a su atuendo. Llevaba una especie de pantalones acampanados blancos, pero que se abrían a partir de la rodilla mostrando las piernas donde llevaba atados un par de cuchillos, una camiseta de tirantes y unos guantes largos sin dedos.

-Me queda bien ¿eh? -Practicamente posó para que la vieran todos mientras yo me moría de vergüenza. No reparé hasta entonces, que en una mano cargaba una espada enorme. No quiero decir algo como un mandoble o algo así, quiero decir que parecía que le hubiera quitado la espada a una estatua de unos diez metros y le hubiese partido el filo para que se adecuase a su estatura.- Bueno, cariño, luego hablamos en el hotel, ahora mami tiene que atender unos asuntos y creo que tu tambien...

Me lo dijo justo a tienpo para que me diera la vuelta y atinase a esquivar uno de los golpes de Belial. El Diablo, que también se había quedado un poco extrañado por la escena, volvía a enarbolar su cetro-maza y lanzaba golpe tras golpe sin a penas dejarme recuperar la posición de combate. Entonces, intervino Luccyan; una patada en el costado de Belial me dio el respiro que necesitaba para poder volver a ponerme en guardia. Ambos nos pusimos hombro con hombro mirando a nuestro enemigo. Las posibilidades de vencer eran pocas pero no nulas. Nuestro pequeño grupo se juntó de nuevo, la mitad encarados a Belial, la otra encarados a Seth. Por un momento pude notar la pequeña espalda de Alice contra la mía.

-Si te matan juró que aprenderé nigromancia solo para resucitarte y volverte a matar. -Dijo la pelirroja mientas preparaba sus explosivos y unas tenues llamas azules la envolvían.

-Te dije que daba miedo cabreada -Me asustó oir la voz de Charlie ahí en mitad.- Veo que me habéis montado una fiesta.

-¿Cuando has...? -Fui a preguntar, pero decidí que salvar mi vida para no se objeto de nigromancia era más importante en ese momento.- Esta es la hora de la verdad ¿no?

-¿Algunas palabras inspiradoras, lider? -Comentó Charlie mientras iba desenredando su cadena.

-Yo... -una vieja cita me vino a la mente cuando me lo preguntó.- En el borde de este mundo, a las puertas del siguiente... -Pude notar como a casi todos lo presentes se les iluminaba una sonrisa en la cara, incluso a Luccyan. Mi pecho se hinchó de orgullo y me permití una sonrisa tambien- Somos actores fingiendo ser fantasmas en esta noche fatal... Nosotros somos Lullaby.

2 comentarios:

  1. Joer, me ha gustado esa frase final!!
    Si que da miedo Alice, al menos él no se ha llevado rodillazos xDD

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  2. AL FIN. JODER. EL LIBRO. En algún momento tenía que aparecer eso xDD
    La madre es toda una berserker. Aunque no tanto como Alice cabreada...
    Y ahora voy viendo un poco mejor hacia donde vamos en el rol, va a ser difícil crear estrategias, todo esto es un caos >^<

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