martes, 21 de mayo de 2013

Lullaby #Día4 LETS CRASH THAT FIESTA! (Flashback)

«Todo comenzó hace unos cuatro mil años... con Gabriel... no, creo que empezó antes de eso... Cuando nací, ya estábamos unidos el uno al otro más que nada. Verás, como ya habrás averiguado, yo antes era un ángel, un serafín, para ser más exacto. Los Serafines son los ángeles más poderosos de todos, pues son parte de Jehová (o eso se supone) y son los encargados de llevar a cabo la guerra santa contra los demonios, para salvar a los humanos... Nótese el sarcasmo...


Por aquel entonces yo era un jovenzuelo que se creía todo lo que le decían sus superiores y, como todos los serafines, me sometí desde mi nacimiento a un duro entrenamiento. Pero por alguna razón yo destacaba entre todos los demás, no solo por mis alas bicolores, sino por mi pelo oscuro y mi facilidad para aprender a manejar armas. Gracias a eso último, fui ascendido rápidamente... y más aun cuando Miguel me acogió bajo sus alas.

Sé que no eres católico, pero hasta a ti te debe sonar el nombre del Arcángel Miguel, que desterró al Dragón de los cielos, en nombre del señor, per secula seculorum. Miguel era y es, el ángel más poderoso desde Luzbell, diestro con todas las armas, e invencible con su lanza. Desde que me vio en una de sus visitas regulares a los cuarteles de entrenamiento, decidió entrenarme en persona. Yo lo veneraba como a un hermano y durante muchos siglos luchamos juntos, codo con codo, para defender la Ciudad del Cielo de los demonios. Era increíble verlo con la armadura puesta, parecía echo de oro... Su pelo, su coraza, su lanza, sus ojos, su aureola, e incluso sus alas... eran tan doradas y radiantes como la luz del sol. Y gracias a él, conocí a Gabriel. Todavía recuerdo el momento exacto en que nos vimos por primera vez, estábamos en la Puerta Norte, celebrando nuestra última victoria. Estábamos todos cantando y gritando cuando de repente, todos se callaron. Yo no me di cuenta, y seguí cantando, Lux de los Cielos. (Siempre he estado orgulloso de mi voz, dulce, pero grabe) El caso es que noté poco después que todos se habían callado y miraban algo a mi espalda, atónitos, así que me paré en seco y me di la vuelta poco a poco... Y allí estaba ella.

Gabriel era... No reo que pudiera describirla con palabras, pero, no me refiero a que tuviera una belleza de libro, sino más bien a que cuando te miraba te hacía sentir como se te llenaba el corazón de una luz cálida y reconfortante. En aquel momento parecía de todo menos una delicada princesa. Llevaba puesta una coraza de cuero e iba manchada de sangre de demonio por todas partes (Puede que en mi condición actual no debiera decirlo, pero en aquel momento me pareció muy sexy y aun me lo parece) y de su espada aun goteaba un fluido negro que supongo que sería veneno de la bolsa de alguno de alguna de las criaturas de Lucifer. Sin embargo, sus alas blancas como la nieve, estaban inmaculadas, ya que, puede que no lo sepas, pero las alas de los ángeles no son alas de verdad, sino auras que representan su poder, igual que sus aureolas. Yo ya había oído hablar de Gabriel, pero nunca la había visto en persona, y debo decir que no era como me esperaba.

-M-mi señora... -hice lo que pude para mantener la compostura e hinqué una rodilla en tierra.- Lo siento, no la había visto...

-¿Por que has parado de cantar?-Me replicó, algo molesta- Era una bonita canción...

Algo confuso, no supe que hacer, pero ella seguía mirándome fijamente, así que poco a poco volví a cantar, pero cambiando de canción a Dama de los vientos, una vieja canción que hablaba de Iris, la obra más hermosa de la creación, una doncella, creada antes incluso que Adán... Nadie me interrumpió mientras cantaba, pero noté como una mano enguantada me sacudía una bofetada nada más terminar.

-No deberías desperdiciar una voz como esa cantando cosas como esas. -Vi como Gabriel sacudió su mano, algo dolorida. Al parecer, no esperaba que tuviera la cara tan dura como acababa de demostrar.

-Sí, mi señora... -Me acaricié la mejilla dolorido, aunque, de alguna forma, feliz, pues Lady Gabriel me había tocado.- Lo lamento mucho... No volverá a suceder.

-Bien, eso espero, soldado... -Se dio la vuelta y se marchó de allí, tal como había venido.

Reconozco que tuve que hacer un esfuerzo titánico para no mirarle el trasero mientras se iba, cosa que no pasó desapercibida para mi mentor, Miguel, que no pudo más que reír.

-¿Y tu de que te ríes, Hermano?-Me salió un tono a medias entre enfadado y riendo.

-No sé si de un tonto con mucho valor o de un descerebrado impuro, tu dirás -Se acercó a donde estaba- Esa era Gabriel, mejor no te acerques mucho, es demasiada mujer para ti.

Quizás debí hacer caso a Miguel entonces... quizás si lo hubiera hecho, aun tendría mis alas. Pero no lo hice. Busque, sistemáticamente, excusas para estar cerca de mi admirada Gabriel. haciendo los trabajos más duros o incluso desagradables... solo por estar cerca de una persona que me ignoraba. Yo sabía que probablemente ni siquiera se acordaba de mi nombre, además, como sabrás, el amor es un arma de doble filo. Depende de como se manifieste, puede ser una fuente de salvación... o un pecado mortal.

Pasaron casi mil años... pero un día, por fin, conseguí que me asignaran un puesto como guardaespaldas de Gabriel. Al fin, todo aquel calvario había dado sus frutos. Trabajé muy duro hasta que por fin, justo despues de la Anunciación, Gabriel volvió a la ciudad de los ángeles y, por algún motivo, pidió que fuera a sus aposentos... Yo estaba que no cabía en mi de emoción. Nunca había estado en los aposentos de una mujer, aunque no fue por falta de oportunidades, ya que era un ángel apuesto. Antes de que lo preguntes, sí, los ángeles no tenemos algo como votos de castidad. Al fin y al cabo, somos seres creados del amor de Dios, es normal que nos amemos entre nosotros.

Sin embargo, cuando fui a los aposentos de mi señora aquella noche, no había malicia en mis actos, pero no sé si decir lo mismo de los suyos. Ella misma me abrió la puerta, vestida con ropa cómoda pero decente. y me hizo tomar asiento mientras llenaba una copa de Néctar, una bebida propia de mi ciudad natal, para ella, pero no para mi.

-¿Para que me ha hecho venir, lady Gabriel...?- pregunte... tenía mucha curiosidad por saber... pero me asustaba la respuesta.

-Has estado acosándome  soldado, no creas que no me he dado cuenta... -Su comentario me hizo ruborizar, y me di cuenta de que ella también tenía la cara roja, pero por motivos distintos. Aquella no era la primera copa de Néctar que tomaba aquella noche- Contestando a tu pregunta, solo hay un motivo para que una mujer hermosa, deseable y soltera llame a un hombre a su alcoba en mitad de la noche ¿no crees?

-Lady Gabriel... yo no... -podía notar la sangre calentando mis mejillas y se me atragantaban las palabras.

-Dime, Soldado... -bajó la mirada y parpadeó varia veces. Debía tener los ojos llorosos de tanto beber- ¿Como te llamas?

-Belphegor, mi señora... -dije, intentando calmarme.- Capitán de los Serafines de la puerta Norte y guardaespaldas de su eminencia, el Arcángel Gabriel.

-Belphegor... -Me miró como si no me hubiera visto nunca- Es triste ¿No? tu has hecho tanto por acercarte a mi durante tantos años y yo ni siquiera me había molestado en preguntarte tu nombre -Sonrió sarcásticamente  Supongo que Zelel tiene razón y soy una zorra frígida y sin sentimientos.

-Yo no creo que sea así, mi señora... Es solo que usted no tenía motivos para fijarse en un simple Serafín... -Me quedé un poco chocado, al ver que ella levantaba la mirada hacia mi con los ojos llenos de lagrimas.

-Eres un chico muy dulce... -se me acercó y me abrazó, sin avisarme, escondiendo la car en mi pecho, tan fuerte que casi me hacía daño- ¿por qué eres tan bueno conmigo si yo he sido tan mala contigo?

-Porque ... -Me quedé de piedra, buscando las palabras para decir lo que sentía- Porque cada vez que la miro, siento que mi corazón está completo, Lady Gabriel...

Aquella fue la primera vez que nos besamos. Todavía puedo recordar el sabor de sus labios y el dulce olor a Néctar que desprendía su ropa. Era como si de repente flotara, pero mis alas estaban quietas...

-Belphe... -Se paró a mitad de decir mi nombre- ¿Puedo llamarte de otra forma? Belphegor me suena a nombre de demonio...

-Podeis llamarme Margarita si eso os hace feliz, mi señora...-Lo dije con voz tan seria que Gabriel se me quedó mirando sorprendida un momento antes de echarse a reír... su risa era... indescriptible.

-Te llamaré Bell... y tu puedes llamarme Gabriel, si quieres... -se me quedó mirando un momento y luego se fue hasta la cama.- Ya es tarde... ¿Quieres...?

-Yo... no debería, podrían haber rumores raros... -A mi no me preocupaba mi reputación, pero sí la de ella. Era una Arcangel y no sabía si estaría mal visto que se viera con alguien como yo.

-Que digan lo que quieran.... -note como tiraba de mi... nos tumbamos en la cama y así nos quedamos... quietos, sin decir ni una palabra hasta que ella se apoyó sobre su codo y me miró- Gracias... necesitaba esto... Sea lo que sea.

-De nada, mi se... -me pareció atisbar un brillo asesino en sus ojos y tuve tiempo suficiente para corregirme- Gabriel...

A partir de aquella noche, Gabriel y yo empezamos a ser muy cercanos el uno al otro. Nos contábamos secretos, compartíamos nuestras batallitas, nos apoyábamos y ayudábamos mutuamente. Desde fuera podía parecer simple amistad y camaradería, pero era un amor profundo y sincero. La gente simplemente lo acepto, pues, no había nada de malo en que alguien hiciera sonreír a la normalmente inexpresiva Gabriel.

Sin embargo, habían unos ojos indiscretos que nos seguían... unos ojos llenos de envidia y frustración... unos temibles ojos dorados.

3 comentarios:

  1. Que bonita historia de amor ;^; Y el maldito angel escondido, a ver cómo destroza todo!
    Eso sí, para mí Gabriel siempre será Gabrielle, no me acostumbraré nunca a llamarle por un nombre de chico xDD
    Ah, y la de la canción, Iris, no sería Lillith? Nunca he visto ninguna versión en la que sea Iris, la verdad. Iris solo la conozco como mensajera del Olimpo, dejando un Arco Iris a su paso...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es de un Apocrifo, que dice que la mujer fue creada primero. Según la versión la llaman Irith Iris, Isis o es una mujer que fue creada antes que adan y eva. Dios, al tener miedo de que tomara conciencia de su propia perfección la convierte en una serpiente, que más adelante tienta a Eva con la manzana (El animal no es Lucifer, como muchos creen.) Y Pese a que se escribe Gabriel, se puede pronunciar Gabrielle (de hecho Bell lo pronuncia así xD)

      Eliminar
    2. Pues yo siempre creí que Lilith (también se la llama así) desafió a Dios y la echaron, y que las características de serpiente fueron después. Bueno, pues así aprendo algo. The more you know ~

      Eliminar