lunes, 27 de mayo de 2013

La Traición

Mis padres pertenecían a una sociedad secreta. Estaba formada por antiguos amigos suyos. No supe de que trataban sus reuniones, ni porque se reunían, pero las hacían de forma regular cada cierto tiempo.

No recuerdo como, pero me enteré de que en la próxima reunión, para la cual quedaba poco, uno del grupo los traicionaría. Por ello, y por miedo a que les pasase algo, mis padres se pasaron los días que quedaban hasta la reunión enseñándome todo sobre la organización. Me enseñaron el nombre, su significado, su objetivo, el motivo que los había reunido por primera vez. Vimos fotos del grupo original, de épocas anteriores a la suya, otra en la que salían ellos y muchos mas. Fueron enseñándome quienes eran cada uno. Algunos nombres iban acompañados de pequeñas anécdotas que les sacaba una sonrisa.


También me enseñaron armas que tenían escondidas por toda la casa. Todas ellas llevaban una marca que reconocí como el de la sociedad. Algunas armas me resultaban extrañas, ya que su uso o forma no llegaba a comprender.


El tiempo pasaba y entre enseñanza y enseñanza la vida continuaba, no se detenía. Recuerdo un día que salimos al supermercado. Mis padres se encontraron con un amigo suyo. Lo reconocí como uno de la sociedad, lo había visto en las fotos días atrás.

Saludamos y justo antes de que sacase un tema de conversación mi padre lo detuvo y mi madre me pidió que fuera a coger algo que ella había olvidado. Me escamaba. Si me estaban enseñando tanto sobre su "otra vida", ¿por qué no dejarme escuchar? Aún así fui y para cuando volví ya se estaban despidiendo.



Los últimos días pasaron y el día de la cena llegó. La reunión tuvo lugar en una antigua casa a nombre de la sociedad. El sitio era grande y lujoso.

Todos iban vestidos muy elegantes y aunque al principio me negué, no me quedo otra opción, y yo también fui con traje. No dejaba de tocarme la corbata que no hacía más que molestarme.

Poco a poco mis padres me fueron presentando a todas aquellas personas que hasta ese momento solo había visto en las fotos.



Todos estábamos sentados en el comedor, alrededor de una alargada y gran mesa. Todos los asientos estaban ocupados menos uno. Contándome a mi, eramos uno 15.

La reunión comenzó y todos hablaban. Yo no sabía siquiera porque me habían dejado asistir a ella. Varias discusiones se llevaban a cabo, todos le ponían pegas, las defendían o corroboraban hasta que llamaron a la puerta, entonces, el silencio se hizo en un instante. Un hombre mayor, sentado en uno de los extremos y que había estado muy pendiente del devenir de las conversaciones fue el que se levantó y fue a abrir.

En cuanto la puerta del comedor se cerró tras él, un leve susurro se propagó por toda la mesa y todos los presentes mostraron indicios de nervios e incluso miedo. Entonces se escuchó un disparo. Todos se levantaron de un salto de la silla y algunos salieron de la sala a ver que había pasado. Mis padres sentados uno a cada lado mio me hicieron esconderme rápidamente bajo la mesa. Se escucharon de nuevo disparos afuera. No podía evitarlo, tenía miedo. Me encogí y apoyé la cabeza sobre mis rodillas y pasé mis brazos por delante de mis piernas. Solo quería que pasase rápido. No dejo de pensar que habían sido estúpidos por realizar la reunión aún sabiendo lo que pasaría. "Tontos, tontos, tontos" no dejaba de recorrer mi mente.

Los escuchaba gritar, proponer cosas, pero no hicieron nada. Escuché como la puerta se abría y tras varios gritos de sorpresa, disparos y como algo caía al suelo. Me armé de valor y me arrastré hasta el borde de la mesa. Levanté un poco el mantel y me asomé. Unos pies andaban  hacia la mesa y en el suelo, cuerpos rodeados de sangre. Me escondí de nuevo.
Los pasos se pararon cuando estaban muy cerca. Oí gritar a los que quedaban "¿Por qué?". La única respuesta que se escuchó fueron disparos.

Se hizo el silencio, ni disparos, ni gritos, solo pasos. Me asomé de nuevo y lo vi. Se iba y los cuerpos estaban en el suelo. Distinguí los de mis padres. Miedo y odio recorrieron mi cuerpo y salí corriendo de mi escondite, cogí una pistola que había dejado caer alguna de las victimas y le apunté. Me había escuchado correr así que para cuando le estaba apuntando ya se había dado cuenta de que estaba allí. Se echó a reír, pensaba que no iba en serio. "Vamos, déjate de jueguecitos" me dijo mientras se giraba y se iba. Lo odié más. Inconscientemente, dejándome llevar apunté y disparé. El fuerte retroceso me tiro de espaldas, así que no supe si le había dado hasta que le escuché sus insultos y gritos.

Me levanté todo lo rápido que pude, aún dolorido por el golpe y lo vi, se estaba tapando el hombro con la mano, la cual estaba ensangrentada. Gritó y me disparó. Por suerte para mi el dolor y su furia le mermó la puntería y falló el tiro. Corrí para escapar por donde pudiese, perseguido por sus gritos en los que auguraba darme caza. Pero no me alcanzó.

Una vez fuera de aquella mansión me alejé poco a poco andando, el traidor ya no me seguía. Ahora que todo había pasado y me había puesto a salvo me eché a llorar sin poder evitarlo. Estaba solo y estaría solo. La traición se había ejecutado y me había dejado huérfano.
Cuando llegué a mi casa recuerdo haber andado lentamente hasta el cuarto de mis padres, haberme destapado la ca y haberme metido dentro. No reprimí ningún llanto y lloré por haberlos perdido porque sabía que nadie volvería a entrar por la puerta, aquella cama siempre estaría vacía, pues nadie más dormiría en ella. Lloré hasta quedarme sin lágrimas y dormido.

2 comentarios:

  1. Resumen rápido, esto lo soñé, pero hasta el momento de la cena, después de esto todo esta en negro. Y bueno, viendo como iba encarrilado se me ocurrió para una cosa que quería desarrollar, así que es probable que esto aparezca por aquí de nuevo con una expansión, por decirlo de alguna manera.

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