lunes, 9 de julio de 2012

Outbreak VI

Pensaba que el brote solamente se había dado donde vivía,pero me equivocaba. Toda la ciudad había caído: En las calles había zombies, múltiples coches y otros vehículos estrellados, carreteras y edificios destrozados a causa de los accidentes y más.

Todo fue bien hasta que el coche se paro inexplicablemente con un extraño ruido y empezó a echar humo. Además estaba bajo mínimo de gasolina.

-¡Genial!-dije dándole un fuerte golpe al volante, lo que hizo que sonara el claxon.

No podía haber sido más estúpido. La calle estaba totalmente a oscuras (no quedaba ninguna farola encendida o sin dañar), lo que dificultaba saber donde se encontraban y lo único que se me ocurre es decirles donde estoy.

Bajé del coche aceptando que no me serviría más.
Decidí echar a correr sin pensarlo mucho, lo que no fue la decisión más acertada, ya que hacía mas ruido y empecé a escuchar como salían de sus escondrijos.

Si al nerviosismo y miedo, que todo lo ocurrido y la actual situación me provocaba, le añadimos que estaba indefenso antes ellos y que en la oscuridad reinante apena sabía situarme.

Atravesé la calle hasta que una barricada de coches amontonados por un posible accidente me corto el paso.Aproveché para tomar aire y evaluar la situación: estaba perdido, acorralado y todos los no-muertos de varios metro a la redonda (por no decir más) me estaban rodeando y cercando.

-¡Mierda!

De la oscuridad empecé a ver se como aparecían desde todas las direcciones.
Me agache y tanteé el destrozado suelo en busca de algo que me sirviera para improvisar un arma,pero lo único que encontré fueron piedras, que habrían formado parte del ahora maltrecho asfalto, y un líquido frío que supuse sangre, pero su olor lo delato como gasolina.

Abrí rápidamente la mochila y busqué la caja de cerillas, con las manos temblando al ver que cada vez estaban más cerca y sus quejidos eran más audibles.

Me mentalicé y preparé para lo que estaba a punto de hacer.
Me subí al capó de coche más cercano, encendí la cerilla y la dejé caer sobre el charco de gasolina que prendió casi instantáneamente.
Salté rápidamente hacía el otro lado y, ya atravesada la barrera de coches, empecé a correr todo lo rápido que pude esquivando a zombies para alejarme de la explosión.

Me metí en un callejón que encontré y me escondí detrás de unos cubos de basura a la espera de escuchar la explosión, que no se demoró demasiado.
Me quedé unos segundos pensando en lo bien que me había salido el plan sin darme cuenta de que se me habían acercado por las espalda.Sólo me di cuenta cuando sentí sus manos en mis hombros.
Empecé a revolverme para intentar soltarme, pero no me dejaba, no quería perder a su presa. Su aliento se sentía cada vez más en el cuello.
Le di un puñetazo que lo dejo lo bastante aturdido como para zafarme de él.

Salí del callejón e intenté salir por la calle pero venían de frente, así que decidí meterme por otro callejón, pero también estaba plagado por lo que me metí por otro  al que se bifurcaba, pero este también estaba lleno.

Busqué una puerta, una salida, algo, pero no había nada.
Parecía que finalmente había llegado mi hora.

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