lunes, 14 de mayo de 2012

El mundo subterráneo #5


Todo estaba repleto de árboles y flores. Parejas muertas danzaban y charlaban, otras se besaban y algunas estaban escondidas en los arbustos, muy agitadas. Paul aparto la mirada y buscó algún lugar donde pudiera encontrarse el Dios del submundo, pero no vio nada. Al final del camino, había un acantilado que encerraba todo el valle.


Paul, asustado, se dio media vuelta. ¿Dónde estará Hades? ¿De qué manera llegó Orfeo hasta él? ¿Acaso utilizó su lira para que apareciese? Ningún mito era claro, y muchos trozos se perdieron. Era imposible averiguar dónde se encontraba Hades de manera concreta. El joven genio estaba sudando. ¿Se quedarían allí eternamente? Casi ni se dio cuenta de que Jules no estaba a su lado.

Corriendo alrededor de todo el valle, pegado a las rocas del acantilado para ver si había alguna entrada, Jules también sudaba. Pronto se cansaría, pero no podía parar, tenía que encontrar a ese tal “Hades” que su hermano dijo que podría salvar a Herc. Tenía que hacerlo, pero no podía. Estaba demasiado cansado y asustado.
Los fantasmas parecían no enterarse de nada, seguían con sus cosas sin ver al ajetreado joven.

Paul corría jadeando en busca de su hermano. No podía perderlo a él también, se había olvidado de advertirle sobre otro problema de este lugar y era demasiado peligroso dejar a alguien con tan poco conocimiento. Terminaría por dejarse llevar…

Jules se paró, llorando, contra las rocas. No encontraba nada y no podía hacer nada. Vio a una pareja de sonrientes muertos compartir granadas de un árbol. Al instante, se oyó el rugido de un estomago vacío. Jules no podía aguantar más su hambre, alargó la mano y cogió una granada.

Unos minutos después, Paul lo vio tumbado contra un árbol, granada en mano, mordida. Ya era demasiado tarde, y lo sabía, pero lo intentó, no podía pensar en nada.
“¡Jules! ¿Qué has hecho?”
-No lo sé.- Al girar su cabeza, se pudo observar su cara llena de lágrimas.- ¡Pero no puedo separarme de este árbol desde que le he dado un mordisco a esta granada!
-Estas granadas son del inframundo. ¡Sin el acuerdo de Hades, ya no puedo sacarte a ti tampoco de aquí! Una vez que has comido algo del inframundo, ya no puedes salir. ¡Iré a buscar a Hades y os salvaré a los dos, tu espérame aquí!” Paul partió sollozando de nuevo hacia la bifurcación.
“¿Qué otra cosa puedo hacer?” Pensó Jules, con las manos sobre la cabeza.

Paul estaba sentado contra unas rocas pensando en qué hacer. Ninguno de los dos caminos lo llevaría ante Hades y no harían nada más que recordarle su desesperada situación. Entonces, una luz se encendió en el interior de su cabeza, se levantó rápidamente y dio media vuelta. ¿Cómo no había pensado en eso? “Será duro, pero he de hacerlo.” Se dijo.
Acto seguido, se puso a escalar las rocas de la montaña escarpada que separaba los dos caminos. Era su última esperanza.

1 comentario:

  1. Wow!! Cada vez más emocionante! Eso sí, que hermanos más patosos y torpones, en serio xD Pobre Paul, le toca todo a él xD
    Me siento orgullosa de que sigas con esta rapidez, sí sí :D

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