viernes, 9 de marzo de 2012

El mundo Subterráneo #2

“¿Cuánto tiempo llevamos bajando? ¡Esto se me está haciendo eterno!-Gritó Jules
-¡Es imposible de saber llevando solo una antorcha! ¡Pero una bella mujer necesita nuestra ayuda y no vamos a abandonarla!
-¿De donde narices habéis sacado que esa mujer es bella, si solo la habéis oído gritar? ¡Y si estoy yo aquí abajo, es porque si estuvierais bajando vosotros primero ya me habríais dejado varios metros atrás!-Respondió Paul, y de pronto, no sintió nada a lo que agarrarse con los pies, y calló de espaldas contra el frío suelo.- ¡Auch! ¡Ya estamos abajo!”

Los gemelos bajaron rápidamente. Paul se levantó y recogió que se le había caído tras el golpe, y la elevó para poder ver mejor. En el techo, decenas de murciélagos empezaron a salir volando por el agujero al notar el calor del fuego, y cuando todos atravesaron el agujero, un montón de piedras bloquearon esta salida. Los hermanos Mythos estaban encerrados. Herc, del susto, dio varios pasos hacia atrás y, al chocarse contra el muro, se agarró a un palo para evitar no caerse. Éste, bajó de pronto y los muros se llenaron de llamas de color negro, que iluminaron todo un pasillo situado frente a los jóvenes adolescentes.

Paul, al ver que las llamas no emitían ningún calor, se acercó para examinarlas más detenidamente. Vio que al otro lado de las llamas había una rendija y, al meter la cabeza a través del fuego, el cual no quemaba en absoluto, observó un simple mecanismo que hacía caer unas rocas desde gran altura y chocar contra otras rocas al otro lado de la rendija, provocando una chispa que encendería la antorcha frente a la rendija. Para poder repetir el mecanismo, las piedras lanzadas estaban sujetas con una cuerda, seguramente atada al otro extremo del mecanismo conectado a la palanca.

“Este lugar lo ha debido de construir alguna civilización desconocida  antigua y muy inteligente. Aún no me explico el color de estas llamas pero lo que sí puedo imaginar, es que esta civilización debía de tener varias salidas para evitar lo que acaba de ocurrirnos. Tenemos que buscar esa otra salida.” Tras decir esto, Paul miró a sus hermanos que aún se preguntaban sobre todo lo que estaba ocurriendo y tenían dificultades para reaccionar. Los tres hermanos se dirigieron hacia el fondo del pasillo, marcado por las llamas negras.

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