jueves, 29 de marzo de 2012

El Demonio y la Princesa. Acto XIII

 La princesa escuchó un sonido similar a una flauta en la lejanía. La fuerza del aire moviendo las hojas de los árboles hacía que pareciese una mera ilusión de los sentidos.

-¿Has oído eso?
-¿El que, mi señora?
-Parecía… Una flauta…

 Agudizó el oído. Esperó entonces escuchar la flauta otra vez. Pero en lugar de eso recibió un grito ahogado en el viento.

-¿Y ahora? ¿Qué ha sido eso?
-¿Qué ocurre?
-¡Ha sido un grito, Markus! ¡He escuchado a alguien gritar!
-Mi señora, creo…

 Un golpetazo contra la puerta corredera de su habitación evitó a la princesa escuchar el razonamiento de Markus. Aunque corrió a abrirla, se quedó paralizada antes de empujarla, asustada. Para su alivio detrás sólo estaba Hakoti revoloteando

-¡Princesa! ¿Estáis bien?
-Si bueno… ¿Qué ocurre?
-¡¡Hay que huir de aquí!!
-¿¿Huir?? ¿¡Por qué!?
-¡Son los esbirros de Nethu’ran! ¡Están aquí, en el poblado!

 Markus se levantó y cogió las cosas de él y la princesa como pudo antes de que nadie se lo pidiese

-¡Yo las llevaré, vámonos!

 Hakoti les condujo hasta los campos que había al sur del poblado. El creciente lunar los iluminaba tímidamente y el aire mesaba los tallos de los cultivos como una cabellera.

-¡Perfecto, ahora cojamos los caballos y…!

 Un sonido de flauta interrumpió a Markus. Era la misma melodía de antes, sólo que ahora ya no parecía un mero producto de la imaginación de Vicky. Sonaba fuerte, real… Y muy cercana.

-¡Oh no, son ellos!

 Unas fugaces sombras surgieron desde lugares donde habría parecido imposible esconderse y les cortaron el paso. Eran tres y, aunque sólo podían ver su silueta, estaba claro que no eran humanas. Las tres doblaban en altura a la princesa y estaban llenas de brazos, tentáculos y garras amorfas.

-¡Atrás!- Markus tiró el equipaje y solo dejó en su mano su espada, que desenvainó valiente frente a los monstruos.

 Cinco bocas llenas de dientes cónicos se abrieron y babearon ante la imagen del caballero listo para luchar. Tres de ellas pertenecían a un solo monstruo.

 Markus y Victoria esperaron a que se lanzaran al ataque pero se mantuvieron quietas, gorjeando y siseando. Desde detrás de un cerezo solitario apareció una cuarta figura, acompañada de la música de una flauta.

-Quietas, quietas… No debéis desperdiciar estos momentos…

 El ser que apareció era mucho más pequeño que los monstruos. Y era, además, mucho más pequeño que Vicky, como mucho le llegaría a la cintura. No obstante, unas alitas de murciélago en su espalda lo mantenían en el aire, a la altura de los demás. Pero, para parecer más alto, el diablillo llevaba una capa que caía hasta el suelo.

-Mmm… Creo que me he pasado. Una doncella indefensa y un caballero viejo no son alimento suficiente para vosotras tres juntas…
-¿Quién eres tú?

 Hizo una reverencia. Su cabeza estaba oculta por una cesta en forma de campana con varios agujeros para ver.

-He sido enviado por mi señor para matarles de la forma más vil y rápida posible- Su voz cantarina resultaba absolutamente pedante -¡Una lástima! De haber calculado mejor ya estaríais muertos, no ahora que tengo que verme en la difícil disyuntiva de ver qué cuerpo le voy a dar a cada una de mis chicas…

 Vicky miró a las “chicas”. Una de ellas parecía una especie de gorila escamoso con tenazas de insecto y una enorme boca desencajada con múltiples hileras de dientes. Tenía la espalda llena de calaveras incrustadas. No se percató de que una de ellas era la del dueño de la posada.

-Bueno, veamos… Tendré que echarlo a suertes…- Levantó un dedo con una larga uña -pinto, pinto, gorgorito…
-¡Será mejor que vuelvas a contar, muñeco deforme!

 El diablillo miró hacia arriba y tuvo el tiempo justo de apartarse antes de que una hoja de acero le atravesase de arriba abajo. Se agarró a su flauta (que era prácticamente tan grande como él) y miró hacia arriba enfurecido.

 La hoja que se había clavado en el suelo se deshizo en un humo negro sinuoso. Kávira, en el aire, mostró a su enemigo dos más.

-¡Kávira, menos mal!- gritó Hakoti aliviado
-¿Una súcubo luchando? ¡Bueno, al menos ya tengo una tercera presa! ¡Hora de comer mis preciosas mascotas!

 Hizo pasar la boquilla de la flauta por debajo de la cesta y se la llevó a la boca. Antes de que acertara a hacer sonar una sola nota Kávira le lanzó otra cuchilla.

-¡DISPERSAOS Y HUID! ¡RÁPIDO!

****

 Nethu’ran miraba interesado la luna creciente del cielo humano. En contra de la suya, la del Inframundo, esta luna era blanca y daba una sensación de paz. La que él conocía era roja y era un símbolo de guerra y perdición.

-Muy pronto ambos cielos serán míos…- dijo para sí

 Unos toques en la puerta le sacaron de sus pensamientos megalómanos. Era un sirviente humano.

-Mi señor… Un enviado del emperador quiere verle…

 Puso una expresión molesta. Lo quisiera o no siempre tenía que ser amable con esta clase de gente. A fin de cuentas, no podría estar en el mundo sin el beneplácito del emperador de Relia.

-Que pase…

 El susodicho entró a grandes zancadas. Tenía una expresión arrogante y molesta. Hizo una reverencia y comenzó a hablar.

-¡Mi señor estratega Nethu’ran! ¡El emperador empieza a estar harto de que mantengáis este campamento aquí! ¡Exige que se continúe con los planes de invasión de inmediato, la capital empieza a tener problemas de fondos para mantener los campamentos inmóviles como el suyo!
-Creo recordar que expliqué detenidamente a su majestad cuales eran las intenciones de este campamento. Y creo recordar que no se opuso a que estuviera aquí puesto, más aún cuando le expliqué los beneficios de lo mismo…
-¡No lo niego señor, pero la capital es la capital y los designios del emperador son los designios del emperador! Ha cambiado de idea con respecto a su plan. El Consejo Imperial opina, además, que puede completar su plan estando de campaña.
-Diles que me den un día más. Mañana por la tarde todo habrá acabado…
-Imposible- mostró una carta -Hay órdenes de poner en movimiento este campamento mañana a primera hora de la mañana. Cuestiones de estrategia.
-¿Qué más le da al Consejo una hora más o una hora menos? No son ellos los que van a luchar
-El Consejo le da que hacéis esto por mera diversión. Y dice que no tolerará que un demonio utilice el ejército reliano para una mera diversión.
-¿Diversión? ¡Je! ¡Yo te mostraré lo que es diversión!

****

 Vicky huía entre los árboles. El sonido de la flauta en la lejanía no cesaba. Giró rápidamente al llegar a un árbol grueso y se escondió detrás. Intentó agudizar el oído por encima del sonido de su corazón latiendo. No se escuchaba nada.

 Unas gotas de saliva le cayeron en la cabeza

-¡Jo..DER!

 Se giró rápidamente y desenvainó la cuchilla hacia la copa del árbol. Al hacerlo una ráfaga de aire salió impulsada de la estela de la hoja. Algo chilló horriblemente en el árbol y cayó al suelo. Vicky interpuso su arma.

-No te… acerques… O te llevarás otro…

 El ser se incorporó. Era como una persona andando a cuatro patas. Sus manos acababan en horripilantes garras y estaba lleno de vendas que ocultaban un cuerpo escamoso. Su boca era deforme y chasqueaba furiosa.

-¡Atrás!

 Vicky intentó atacar de nuevo pero esta vez no pudo cogerle desprevenido. Esquivó el ataque y saltó sobre ella.

 Esperó el contacto de las garras pero en lugar de eso oyó gañitar al engendro. Al abrir los ojos vio que estaba en el suelo, a unos metros de ella.

-¿Qué ha…?
-¡Corre!- la voz era un susurro.

 Vicky quiso parar a preguntarse que era pero atendió a la orden. Desapareció entre unos arbustos.

 Mientras Kávira hacía lo posible por acertar en el blanco

-¡No te servirá de nada, monada! ¡Ya he mandado a mis bestias! Ahora se encargarán de matarlos sin compasión
-¿Esos bichos ciegos? ¡No me hagas reir!

 Le lanzó otra cuchilla. El demonio la esquivó con una insultante pirueta.

-¡Si, ciegos! ¡Pero pueden oler sus presas a kilómetros!

 Se llevó la flauta y tocó unas rápidas notas. Algo salió disparado hacia Kávira. Lo esquivó.

-¡Ah! ¡Y también pueden escupir ácido, como ves!

 Kávira intentó buscar al “cañón” que le había disparado pero estaba oculto en alguna parte. Miró la luna. Aún quedaban muchas horas para que amaneciese…

****

 La sangre volvió a fluir a los pies de Nethu’ran

-Disfrútalo, Athoadthe, mañana necesitarás estar fuerte…

 El engendro masticaba hambriento el cuerpo del enviado

-Hum… No es que haya sido mi mejor idea pero… El emperador tendrá que perdonarme esta falta…

 Salió de la sala, dejando atrás a su “sirviente” y su particular “cena”

-Además ¿Qué más da? Pronto tendrá que postrarse a mis pies…

****

 Vicky cayó con furia sobre la espalda llena de calaveras de uno de los monstruos. El ser chilló y pataleó antes de desfallecer.

-Sorp… Sorprendente princesa…

 Markus tenía la ropa desgarrada. Era como si se la hubiesen quemado.

-He aprendido mucho durante mi… “exilio”
-¿Cuántos quedan?
-El que me perseguía fue atacado por… “algo”, pero no tengo ni idea del que. Por ahora sólo se que está muerto este.
-No, no está muerto.

 Hakoti emergió de unos arbustos, temblando.

-¿¿Qué no lo está??

 Tal y como Hakoti predijo el ser se reincorporó lentamente. Vomitó sangre, pero se reincorporó.

-¿No se acaban nunca o qué?
-Estos bichos están hechos de trozos de otros. Cuando el corazón de un trozo se para usan el de otro y vuelven a la carga. Por eso les llaman quebrados…

 El quebrado les miró. Emitió un sonido furioso.

 Fue su último sonido antes de caer al suelo otra vez, con una lanza plateada atravesándole el pecho.

2 comentarios:

  1. Alucinante!! mola!! Y se nota que le has echado imaginación a la hora de crear a los quebrados!Pero se hecha de menos a un Demonio, y ya sabes cual es xD

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    1. Hombre, es que en la cárcel maniatado pues como que no da mucho juego xD Por eso saco al hermano. Al menos tienes un poco de la familia XDx2

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