miércoles, 1 de febrero de 2012

El Demonio y la Princesa. Acto VII

-¿Hermano? ¿Qué hermano? ¡Yo no tengo ningún hermano!

 De repente Naguta se incorporó de golpe y sus espasmos cesaron. Todos los presentes miraron sorprendidos al príncipe sin decir nada. Habló. Su voz sonó distorsionada, como si fueran dos gargantas las que pronunciasen sus palabras.

-¡ErEs uNN olviDAdizo, EmperaAAdor!

 Se giró. Su cara estaba deformada por una sonrisa macabra mientras un hilillo del líquido negro le caía por los labios. Sus ojos también estaban llenos de la misma sustancia, solo que parecía como estar “por dentro”. Dio un salto y se puso de pie. Todos se pusieron en guardia.

-HaAAAz meMOria… Ooo NO la hagassss… Si yo no te mato… EnTONces lo hará eeel…
-Creo que vamos a tener que pasar a la “terapia de choque”…
-¡Detente Jastian! ¡Aunque sea un parásito es Naguta! ¡Si le das sólo habrás conseguido su objetivo!
-Listos… LIsStos… MUY LISSSTOSSS

 El poseído monarca se lanzó a por el demonio con intención de estrangularle. Este le paró las manos sin excesivo problema.

-Mira… Puede que me encerrara un rey humano… ¡Pero le hizo falta un ejército para detenerme! ¡Si lo que queréis es matarme entonces mejor venid todos a la vez, ineptos!
-DI lo QUE QUIERAS… NO tienes ARMA igualmente

 Jastian reaccionó y miró a Vicky.

-Ey señorita ¿Puedes hacer los honores con tu espada?
-¿Qué? ¿Yo? ¡Pero si te está intentando matar a ti!
-¡Yo no puedo empuñar esas cosas!- Naguta balbuceaba y le llenaba la cara de líquido negro mientras seguía intentando estrangular al demonio. Todos los presentes miraban la escena sin saber que hacer -¡Necesito que le des un golpe suavecito, nada más!
-¡Pero no la tengo aquí!
-¡Pues ve a buscarla!
-¡No hará falta! ¡Ya me encargo yo!

 Kávira tenía las palmas de las manos brillando en color violeta. Hizo un gesto medido y aprendido y luego golpeó la espalda del príncipe con la mano abierta. Naguta gritó y cayó sin fuerzas. Luego empezó a toser y vomitó más líquido negro. Entre la negrura de la sustancia se distinguía algo moverse…

-¡Te pillé!

 El parásito parecía un simple gusano envuelto en la misma materia negra con dos ojos blancos. Se retorcía y chillaba, pese a que no tenía ninguna “boca” visible. A Jastian se le volvieron a encender los ojos.

-Creo que la próxima vez tendréis que elaborar un mejor plan…

****

 Naguta se recuperó bastante pronto de haber tenido el parásito. Pese a que había sufrido esto por haber tenido al demonio bajo su techo se mostró agradecido con Jastian por haberse controlado en aquella situación. Le dijo que si quería algún regalo en especial como agradecimiento y este le contestó: “Un arma. Pero que sea de demonio”.

 Con este cometido Vicky y Jastian partieron del castillo de Numinaki. Según el príncipe, la familia real guardaba en un monasterio al norte un arma demoniaca, reliquia al parecer de tiempos muy antiguos. Si iban con su recomendación no debería haber ningún problema, pero le advirtió que el arma estaba muy bien guardada y que ni siquiera la propia familia real sabía exactamente dónde estaba. Pese a ello, el demonio no pudo evitar resistirse, y la princesa mucho menos. Ya estaba deseando volver a pisar el campo.

 Kávira se negó a acompañarles. Cosa lógica, por otra parte, pues su amo era Naguta y su pacto era estar con él hasta que subiera al trono. No obstante también era cierto que había venido a este mundo en su búsqueda. La diablesa prometió al menos que, si hacía falta, ella ya aparecería para ayudarles. ¿Qué como sabría si era necesaria? Secretos de súcubo, evidentemente.

 Y así, princesa y su demonio se despidieron del príncipe y su diablesa con la promesa de volverse a ver. Al menos de Vicky, que prometió visitar el reino cuando la paz volviese a Lusia. Jastian tenía otras cosas más importantes en las que pensar.

 Otras cosas… Como su hermano.

2 comentarios:

  1. waooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooimpresionante historia

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