jueves, 16 de enero de 2014

Lullaby #Día6 Gods of War #El León Dorado (Charlie)

Hagamos esto fácil; soy un monstruo. Da igual por donde lo mires, no soy humano, ni tampoco soy un dios, ni siquiera soy un híbrido. ¿Alguna vez os habéis sentido diferentes?¿rechazados? Probad a daros una vuelta en mis zapatos. La mayoría de gente ni siquiera es capaz de verme más allá de mis padres y, para los que lo consiguen, solo soy un payaso que se ríe de todo y nunca se enfada. Por eso, para mi, Luca, Alice, Luccian, incluso Arthur, son tan importantes para mi... Son de esas pocas personas que me miran sin miedo o lastima a los ojos, que me hacen sentir como uno más.
Entenderéis ahora que, en cuanto mi espíritu rompió nuestro contrato, me entrase el pánico.  Soy bastante fuerte sin usar mis habilidades de quimera, pero aun así, sin un espíritu, hay pocos médiums que puedan luchar de forma apropiada. Hay algunas excepciones, como la madre de Luca, aunque supongo que es porque es la reencarnación de un ángel. Tío, yo lo flipo todavía cuando la veo luchar; puede extraer energía del aire ¡Del aire! Pero me desvío del tema; Estaba jodido, porque mis amigos ya habían salido para el combate y yo ni siquiera podía ayudar. Si el imbécil de Styx no se hubiese cargado a Quimera... Pero no le podía culpar tampoco, era su única alternativa para curarse y estabilizar sus poderes. Me sentía bastante identificado con él, la verdad. Los dos eramos ratas de laboratorio, forzados a tomar caminos que no nos gustaban. Sin embargo eso no quitaba que siguiera de mal humor con él.

En cualquier caso, llevaba ya media hora de retraso cuando noté que algo iba a salir mal. Me pasa a veces; lo de presentir cosas. No tan claramente como mi tío Apolo pero sí que huelo cuando algo va mal. Estaba por salir corriendo a por Luca y Alice, sin importarme no haber encontrado un espíritu, pero alguien me estaba esperando en la puerta. No le había visto antes, pero me sonaba de algo, estaba seguro. Era un espíritu en una carcasa humana, de eso no cabía duda. Si me preguntáis como sabría reconocerlo, fue por los ojos. Los ojos de las criaturas sobrenaturales siempre los delatan. Y este, en concreto, tenía una espiral blanca en sus brillantes ojos dorados. Eso solo podía significar una cosa; Un Caído, como Bell.

Veréis, hay una ligera diferencia entre Caídos y Demonios. Los demonios normales son aquellos que pierden hasta la última pluma de sus alas, que representan sus ideales, sus sueños y su esperanza y solo se mueven por venganza contra su "Dios" a quien consideran un déspota injusto (Y no iban muy desencaminados, como descubriría más adelante). Los Caídos son aquellos que, tras perder sus alas, aun conservan su corazón de ángel. Suelen ser seres benignos y pese a que son algo egoístas, no suelen ser tan peligrosos como sus "hermanos". La diferencia más obvia para distinguirlos, una vez más, son sus ojos (pese a que los demonios suelen ser más escamosos y prefieren formas más amenazadoras, los hay que mantienen formas casi humanas). Las espirales de luz en los caídos son turbias, pero están ahí, los demonios, si es que tienen iris, tienen los ojos llenos de sombras, violentas y amenazantes.

Aquel en concreto, se parecía mucho a Bell, pero iba vestido de forma un poco más ostentosa, con varias cadenas de oro y colgantes al cuello, muñecas llenas de relojes, etc. Me lanzó algo y lo atrapé al vuelo. Era una pluma, también dorada.

-Mi hermanito me ha dicho que necesitabas ayuda... -Dijo el hombre con una sonrisilla, mientras sacaba unas gafas de sol de su bolsillo.- Preferiría no haberme metido de lleno en todo esto, pero le debo una gorda a Belphegor y si no hago algo, mi sobrino va a acabar con los pies en la tumba. Morgana nos espera fuera, con Gabriel, o como la llaméis aquí en la tierra. No te preocupes por el contrato, no te voy a a cobrar nada, ya que hago esto por motivos personales. Ah y tengo otra sorpresa que seguro que te va a encantar.

No me paré mucho tiempo a pensarlo, simplemente, salí detrás de él, donde nos esperaba la madre de Luca en un furgón blindado, seguramente, cortesía de Pendragon International. En su interior, efectivamente, había una sorpresa; una armadura dorada, con un león rugiente, que parecía a punto de salirse de la pechera, un cráneo de cabra en relieve en la hombrera derecha y en el brazal izquierdo, una serpiente de oro enroscada. En cuanto me la puse, supo lo que le habían traído. La piel del León de Nemea.

No era exactamente la piel original, igual que la espada de Arthur no era exactamente Excalibur, sino una carcasa nueva, más practica, a la que habían trasvasado la esencia del artefacto en cuestión. Cuando terminé de ponérmela con gran dificultad por el traqueteo de la furgoneta, Mi nuevo contratante me tendió una especie de cruz dorada. En cuanto la epuñé, desde la parte más corta de la cruz, surdió un filo, recto y largo, dividido en pequeñas secciones en forma de flecha. Era una espada-latigo y por lo que notaba, un arma muy poderosa.

-Es mi arma de Archidemonio -Dijo con una sonrisa- Es el arma de la codicia, así que ten cuidado de no darle demasiada sangre o querrá cada vez más... Puedes usar mis Alas para llegar antes, pero no te encantes demasiado; me escuecen las cicatrices cuando mi contratista vuela.

Asentí y y salí por la puerta de atrás de la furgoneta aún en marcha. La verdad es que no estaba acostumbrado a volar, pero le pillé el tranquillo en seguida. Estaba intentando deducir donde estaba Luca cuando oí uno de sus gritos. Cuando alcance su origen lo vi en el suelo, sin uno de sus brazos y a aquel chico pelirrojo frente a él. Di un acelerón rápido para interponerme entre ellos. Tenía la sangre hirviendo, la ira repiqueteandome en las sienes y , por primera vez, la total y completa determinación de matar a alguien sin dejar nada de él. Sabía que tras aquel semblante tranquilo, el pobre desgraciado se había cagado de miedo. No le di tiempo a sacar su espada, le enrosqué el latigo alrededor del brazo, desgarrándole la carne. lo atraje hacia mi con un tirón y él intentó aprovechar el impulso para golpearme; craso error. Se dejó la mano contra la armadura, por muy poderoso que fuese el espíritu que lo poseía, nada ni nadie podía destruir la piel del León. Hice que el filo volviese a unirse en una sola hoja y lancé tres tajos contra su cuerpo. Su piel tambien era dura, como si fuese hierro, por lo que solo conseguí heridas superficiales, eso sí, muy aparatosas. El muy cabrón era escurridizo, pero yo siempre era más rápido, más fuerte y mejor en general. Una y otra vez conseguí acertar golpes y tajos por su cuerpo, hasta que finalmente, le tiré al suelo, pero cuando tuve la hoja sobre su corazón, noté calor MUCHO calor. Me estaban quemando vivo, con unas extrañas llamas azules, llamas que yo conocía muy bien. Tuve que tirarme al suelo para deshacerme de ellas, pero ya era tarde, me había chamuscado bastante.

-Lo siento mucho... -oí una voz, estaba justo junto a Luca, cuando me giré vi allí a Alice- Pero no podía dejar que le matases...

-¿ESTÁS CON ELLOS? -Me hervía la sangre más aun que antes. me levanté con la espada en la mano totalmente dispuesto a acabar con ella. Me sentía dolido, traicionado.- ¡ESE CABRÓN CASI MATA A LUCA!

-No lo entiendes, Charles... Es Lucifer, le esta manipulando, ¡Él no es así! -Me paré en seco al oirla y decidí dejarla hablar- Es... Es mi hermano... Está muy cambiado... pero es él, estoy segura. -Vi como se le humedecían los ojos, pero aun así seguía pensando que todo aquello podía ser solo una trampa.- Cuando nuestros padres murieron nos separaron, a mi me adoptó Spencer, pero a él... se lo llevó un Silencioso.

-A-alice -susurró el chico pelirrojo. Si te fijabas, hasta tenían cierto parecido- ¿Eres tu de verdad?

-Sí, soy yo, Zass -Alice no se alejó de Luca, pero intentó tenderle la mano.- Ya pasó todo.

-Alice, lo siento mucho... -Dijo el chico. Algo andaba mal, podía sentirlo- Pero tengo que hacerlo...

Un humo negro empezó a salir por la piel del tal Zass quemandole de arriba a abajo, entre terribles espasmos. Acababa de convertirse en un Apocrifo, ya no había vuelta atrás. Iba a liberar a un mal terrible dentro de nuestro mundo, pero ya no había nada que pudiésemos hacer. Lucifer nos iba a joder vivos.

1 comentario:

  1. Todo se tuerce más aún. Mola. Espero con ganas el siguiente.
    Pobre Charlie D:

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