Lullaby #Noche4 El Falso Rey Arturo (¿Aun no ha pasado la medianoche?)

-Luccyan... ¿Que haces desnudo? -Fueron las primeras palabras que salieron de los labios de Charlie, al entrar de nuevo en Clase Bussyness, seguidas de una carcajada.


Efectivamente, Luccyan se había quitado toda la ropa excepto los boxers negros, dejando ver una gran cantidad de cicatrices blancas que surcaban su piel como betas de plata. Algunas eran viejas, pero otras eran nuevas, tanto que casi sangraban. El chico se giró hacia nosotros y, con el rubor en las mejillas miró al suelo, avergonzado.

-Tenía que cambiarme y estabais en el baño... -Dijo mientras sacaba un traje de su bolsa de viaje, similar a una sotana, como su otro traje, pero este era más entallado y parecía de mejor calidad.- Tengo que ponerme mi ropa de oficial, para la reunión.

-Ya, lo que pasa es que querías lucir figura frente a tus "presas" -La risa de Charlie sonó como la de un niño que acababa de hacer una broma estúpida- Que nos conocemos desde críos, Luccy, ya sé como juegas.

-¡N-no es verdad, Charles! -La cara del semidiós se puso roja como un tomate mientras terminaba de ponerse las botas altas que acompañaban su traje, envueltas en correas de cuero con evillas plateadas- No soy esa clase de chico.

-Ya, pero bien que le has hecho sangrar la nariz a todo el sector femenino del avión. -Dijo Charlie. Tenía razón todas las chicas del avión habían cambiado sus miradas de mi a él. Incluso sorprendí a Alice mirándole embobada con el filo de una sonrisa asomando en sus labios y no pude evitar ponerme verde de envidia.- Tranquilo, Luca, vale con que te quites tu la camiseta para que todas las chicas del avión te empiecen a tirar su ropa interior; Luccy es un semidiós, pero tu papá es el Archi Demonio de la Lujuria, nada menos.

No pude evitar que el rubor me encendiera las mejillas. Me sentía como un mono de feria, con todos observándome, esperando a ver que haría, que cualidades había heredado de mi padre... Noté una ira que se extendía desde mi corazón hasta la punta de mis dedos, estaba harto. ¿Cuando iba a aterrizar ese maldito avión? Estaba a punto de estallar cuando noté una mano en mi hombro. Una mano enfundada en un mitón negro decorado como si fueran huesos. Miré a los ojos a Styx y fue curioso... Ya no eran unos ojos muertos y fríos que tanto me atemorizaban pasaron a ser un páramo helado, fresco y tranquilo. De repente, la ira desapareció sin dejar rastro, como si nunca hubiera estado ahí.

-Dejad de hacer el payaso, tenemos un torneo que ganar -Styx parecía más calmado que de costumbre, hablando con el tono de un hombre acostumbrado al mando- Coged todos vuestras medallas y vamos a un sitio más tranquilo.

Nadie replico, solo obedecimos. De todas formas, Styx parecía saber lo que hacía. Como siempre, sentí aquel extraño sentimiento al entrar en Oniria y encontrarme en una gran estancia. Era una sala grande y circular, de piedra, con una gran mesa en medio, redonda y de madera. Me sentía como un caballero en la mesa del Rey Arturo, de hecho, cuando quise darme cuenta, mi mente me había proyectado allí con armadura. Una armadura plateada e impoluta, sin florituras, pero estilizada. Cuando levanté la mirada encontré que no era el único en la sala. Styx, con una armadura negra, con cuernos y espinas que salían de todas partes, combinado con un jubón largo que recordaba vagamente a su chaquetón. Luccyan no llevaba una armadura completamente de acero, sino que solo los brazos y el gorjal variaban respecto a su indumentaria antes de entrar al mundo de los sueños. Nerya y Atlas llevaban armaduras griegas, de bronce, bien pulidas, con grabados de escenas mitológicas. Mi mayor sorpresa, fue quizás la que me llevé a ver a mis dos compañeros; Charlie llevaba una brillante armadura dorada, con un león rugiente que sobresalía en relieve de su coraza, con una larga capa azul marino que le cubría la espalda, mientras que Alice llevaba una curiosa armadura de arquera, con los hombros descubiertos y mayor protección en el brazo izquierdo que el derecho y una solida coraza cubriendo el pecho, sin embargo, la zona del vientre  estaba cubierta solo por una capa de relucientes anillos de acero en una malla para ofrecer mayor movilidad.

-Bueno, comencemos con la estrategia... -Dijo Styx, como si nada hubiera pasado- Nuestros equipos se mezclarán, según su habilidad, para ofrecer el mayor rendimiento posible.

-¡Espera!-Casi gritó Atlas, levantándose de su asiento- No podemos hace eso, la mayoría de nuestros equipos tienen estrategias propias con los compañeros que ya conocen, no podemos cambiarlos tan fácilmente.

-Coincido con mi primo, Styx, no es una mala idea, pero tiene ese pequeño defecto, la gente que no se conoce, luchará peor. -Intervino Charlie.

-Ya había pensado en eso... Haremos grupos con gente que ya hubiera participado en el torneo o en misiones externas como equipo antes de La Caída -Dijo sin demasiado animo.- En eso tenemos ventaja, pues Guillotine está compuesto casi en su totalidad por ex-miembros de Lullaby y Requiem.

A todos se les puso la cara blanca al oir aquella declaración. Me sentí algo ignorante por no entender que era La Caída pero mantuve el silencio. Pero había algo que me intrigaba sobre el origen de aquella alianza.

-¿T-tan poderosos son los miembros de Nightcore que han de juntarse tres de las mayores alianzas para enfrentarlos?- todos se volvieron hacia mi, como si hubiera gritado durante un funeral.

No hubo respuesta, al menos no una verbal. Styx simplemente le dió a un botón frente a él y aparecieron los resultados de la ronda preliminar del torneo en una proyección olográfica en mitad de la mesa. Casi todos los combates en los que no habían participado los presentes en esa sala o algunos miembros sueltos de Lullaby, O'kamirai y Piramidal Sun habían sido una victoria en menos de un minuto para Nightcore.

-¿Responde eso a tu pregunta? -dijo Styx en un tono neutral- Están usando una tecnica de canalización llamada "Apócrifo" con espíritus tremendamente poderosos, permitiendoles usar el 100% de su poder durante un tiempo. De momento ya hemos confirmado que Chronos, Tifón, Belial, Belzebú, Astaroth, Seth y unos cuantos espíritus de rango triple S se han unido a sus filas... En resumen... -hizo una pequeña pausa y sonrió- estamos jodidos.

Todos, incluso Luccyan lo miraron curiosos por su sonrisa. Pero entonces hizo algo aun más cantoso; se subió a la mesa redonda y camino hasta el centro.

-Vamos a tener que dejarnos de tonterías como los secretos, las técnicas ocultas y las estrategias bajo la manga. Tenemos que luchar para acabar con ellos o ellos acabarán con nosotros. Todos juntos, así que voy a ser el primero en deciros como combatimos y como se usan nuestras estrategias. Pero necesitamos un líder; un Rey que nos guíe en esta partida -Sacó su espada de hueso serrada e hizo algo que no me esperaba. se inclinó, con ella tendida hacia mi, ofreciéndomela- Y tu, Luca, eres al rey al que yo he decidido seguir. Yo, Arthur Stormkind, hijo de Uther de la casa Pendragon, te ofrezco mi espada y mi vida, para protegerte y servirte ¿aceptas esta oferta?

- Y-yo... -Me había quedado en blanco, no sabía que contestar, y lo peor es que, un instante después, el resto de los que se encontraban en la sala habían hecho lo mismo que mi ex-enemigo- S-será un honor.

-Bien, majestad, eso es todo... -Pude notar una mirada taimada en los ojos de Styx. Y de repente lo entendí todo. Él era el verdadero Rey aquí, yo no era más que la mascara y la cara visible a quien culparían si algo salía mal. Era un falso Rey Arturo, sentado en un falso trono, bailando al son del ritmo que me mandaba el maquiavelico enviado de la Muerte.