martes, 7 de mayo de 2013

Lullaby #Noche3 Los puños ensangrentados de dos lobos solitarios (Medianoche)

Los ojos negros de Belial parecían hechos de cristal ahumado, fríos y carentes de sentimientos. No tenían pupilas ni iris, por lo que no era fácil saber donde estaba mirando, pero sentí un escalofrío recorriéndome la espalda cuando reparé en que me estaba observando a mi. En su rostro, lleno de escamas, como las de una serpiente, se dibujaba una sonrisa cruel e inhumana, llena de ira y sadismo contenido.


-No sssssabessss los problemasss que dassss, Chiquillo... -Antes de que pudiera moverme, el demonio se deshizo en volutas de humo negro para volver a juntase a escasos milímetros de mi cara- Sssi no fuerasss hijo de quien eresss, Padre nos dejaría matarte... pero por desssgracia, te quiere con vida... -Arrastraba las eses generando un sonido viperino, como el de una cobra, intimidante.

-Déjale en paz, Belial -En un segundo, Styx se había interpuesto entre nosotros- Él es MI presa...

-No me desafíessss humano, no eressss rival para mi...-La voz de Belial sonó como un rugido infernal, lleno de odio.

-Pero yo sí... -Una voz surgió de un lugar indeterminado en las sombras, resonando, como si hubiera eco.

Cuando Belial se giró par buscar al intruso, una garra, negra y enfundada en un guantelete, le aprisionó el cuello. Quien le sujetaba no estaba ahí, al menos, no del todo, sino que se iba formando, a partir de un humo negro y lleno de ceniza, desde el brazo. En unos pocos segundos, el humo dio lugar a un hombre, ataviado con una armadura negra, extremadamente delgado, con un yelmo griego del mismo color, pero, bajo este, no había rostro, sino un cumulo de sombras impenetrable. Sobre sus hombros había una capa polar, sujeta a su pecho por dos anchas correas de cuero oscuro.

-Dile a Lucifer... -Su voz sonaba pesada y enferma, como la de un anciano al que le cuesta respirar- Que si vuelvo a ver a uno de vosotros por mis dominios... -Apretó el agarre sobre el cuello de Belial y este se retorció de dolor, como si le estuviesen abrasando por dentro- Iré a recordarle que yo ya gobernaba los infiernos cuando él ni siquiera había manchado su primer pañal. -Se oyó un gran crujido y el cuello de Belial se partió como una ramita seca.- A la siguiente, te mataré de verdad, diablo...



El desconocido soltó a Belial y este lo miró con odio, a medida que sus vertebras se rencajaban  pero no dijo nada antes de desaparecer como había venido, con un revuelo de humo. Me fijé mejor en el extraño; Era alto, desde luego, pero andaba algo encorvado y tenía los hombros caídos. Al quitarse el casco, las sombras que le cubrían el rostro se disiparon y dejaron ver a un hombre apuesto, maduro, de unos cuarenta y pocos, pero que parecía bastante desmejorado con arrugas en la frente de tanto fruncir el ceño. Su pelo era de color gris y lacio aunque parecía que en algún momento había sido negro y salvaje, hacía mucho tiempo. Pero lo que me llamó la atención de él, fueron sus ojos, rojos como la sangre, cansados y tristes...

-Usted es el padre de Luccyan... -Se me escapó decir, e intenté corregirlo- L-lord Hades...

-Tu... No eres bienvenido aquí... -Miró a Styx y a Lisa con desaprobación- Dije... que no lo trajeras aquí... -me señaló como si fuera un apestado- No quiero que muera... pero tampoco quiero que esté cerca mio...

-S-señor... -Saqué fuerzas para librarme de aquel miedo cerval que me invadía- G-gracias por proteger a mi madre... y por ayudarme ahora...

Hades se giró hacia mi, con algo de molestia, como un padre ocupado al que su hijo está molestando con alguna banalidad. No parecía odiarme, pero tampoco le caía en gracia, precisamente. No parecía un mal tipo, solo un poco amargado, aunque si aquello eran sus "dominios" yo tampoco sería muy alegre.

-No te confundas... Lo hice... -se paró un momento pensando si debía decirlo- porque Persefone me lo pidió... Así que si acaso... agradéceselo a ella cuando la veas...

-Gracias de todas formas... Señor Hades -Por un momento, me pareció ver una sonrisa asomando en sus labios, y una chispa de juventud en sus ojos, pero esta se apagó al instante.

-Iros... -miró a Lisa y Styx- Todos... Quiero estar solo un rato...

Nadie le dijo nada, Stys me agarró sin sutileza del brazo y se cargó a Lisa al hombro, y antes de que me diera cuenta, estábamos en Oniria, cerca de la gran torre de Bell. El chico, me tiró contra el pavimento y me miró con una sonrisa cruel.

-Hazte fuerte, Luca... -Se dio la vuelta y empezó a perderse entre una marea de gente que venía hacia donde estaba, con distintas camisetas de los grupos, incluso algunas que no había visto antes- Conviértete en una presa que valga la pena matar...

Cuando lo perdí de vista, noté que alguien me agarraba del hombro y me llamaba por mi nombre. Al girarme, descubrí a Liam, vestido con su ropa de siempre, pero con el arnés por fuera de la chaqueta. Estaba acompañado por un hombre vestido con kimono y una amplia Hakama blanca con a penas un par de pliegues. Llevaba la cara tapada y unas gafas negras, de forma muy extraña, que no dejaban ver el color de sus ojos y el pelo rubio anudado en una coleta alta.

-Hey, menos mal que te encuentro, la ceremonia de apertura está a punto de empezar, y no estaría bien que uno de los lideres de Alianza faltara... -Me ayudó a levantarme y me señaló un grupo de chicos con camisetas de Lullaby- Bell está buscándote, así que mejor date prisa, está insufrible cuando se enfada.

Me dirigí hacia donde me había señalado Liam, con prisas, hasta que vi que allí estaba Bell, dando ordenes a diestro y siniestro, con su potente voz. Al verme, se le dibujo una cara de espanto en la cara y me echó una reprimenda por presentarme a esas horas y sin ni siquiera haberme arreglado. Estaba por la mitad de la bronca cuando se oyó un anuncio por los altavoces, colocados en todas la farolas de la ciudad, anunciando que solo faltaba media hora para la ceremonia.

-Joder, mira, ponte esto rapidito y ya te lo arreglarás de camino -Me pasó un elegante traje caqui, bien doblado, en una bolsa, como recién sacado de una tintorería, y se marchó como alma que lleva el diablo.

Desde luego, aquella noche estaba siendo movidita, pero aun faltaba mucho para despertar, así que me fui a cambiarme y recé con toda mi alma para que no me hicieran dar un discurso...

2 comentarios:

  1. Todo sigue torciendose más, haciendo que nos preguntemos cosas, que dudemos y tú lo sueltas todo poco a poco. Me gusta :)

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  2. Hades siempre ha sido uno de mis dioses favoritos de la mitología griega. Claro, que también Apolo, Hermes y Atenea. Algún día me decidiré.
    Y todo el mundo sabe que si rezas algo con toda tu alma, vas a tener que hacerlo por narices xD

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