martes, 30 de octubre de 2012

Salida nocturna


Por fin se hizo de noche y todos en su casa se acostaron, ella con milimétrica precisión se deslizó por la ventana con ayuda de una cuerda, que una vez abajo guardó en la mochila.

Adoraba esas salidas nocturnas, el olor a humedad que daba el rocío, el ambiente fresco, la tranquilidad, el silencio y la oscuridad iluminada por la tenue luz de la luna, que esa noche esta de cuarto creciente y además se veía más cerca de lo normal, dándole un aspecto que para ella resultaba mágico.


Corrió hacia el bosque que rodeaba a su pueblo, corrió hasta perderse en él, o como ella pensaba, encontrarse a si misma en él. El bosque tenía un algo que le gustaba y relajaba, no sabía exactamente el que era, pero ahí estaba y ella no iba negar su llamada, por eso cada noche y en cualquier momento que podía se escapaba a él. Realmente sabía al menos uno de los motivos por lo que le encantaba el bosque, y le era más que suficiente para seguir adentrándose.

Dejo que sus pasos le guiaran mientras se sumergía en sus pensamientos hasta que el ruido de un rama rompiéndose le saco de ellos. Se giró hacia el lugar de donde procedía el ruido. Una pequeña cría de lobo la miraba con miedo. Toda la preocupación de ella sobre que podía ser se fue cuando vio a aquella "cosa tan mona", como ella misma pensó.

La cría de lobo huyó y la chica la siguió hasta un pequeño claro donde había una cueva. De ella salieron un par de lobos, lo cuales gruñeron hasta que vieron quien era la recién llegada, luego se acercaron a la chica y como gesto de que no iban a hacerle nada le lamieron las manos. Ella se rió, pues le hicieron cosquilla.

No sabía como había pasado, pero un día paseando por el bosque se encontró a los lobos y cuando se dio cuenta era amiga de ellas y desde entonces iba a verlos siempre que podía y les llevaba algo de comida y si, como esta vez, era de noche se quedaba toda la noche con ellos hasta que despuntaba el alba. Ella se sentía más cómoda con entre aquellos lobos que entre las personas. Pensaba que si los lobos hacían daño era por instinto, y no como las personas que lo hacían por placer, por eso ella los prefería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario