miércoles, 30 de mayo de 2012

Lullaby #Noche 0. Prologo

Era tarde, no sabia cuanto, pero tarde. El sol estaba a punto de esconderse en la ciudad gris, lo que significaba que pronto amanecería y despertaría otra vez en el otro lado, aquel mundo, que si bien no era gris, era mucho más monótono y aburrido que este mundo donde podía simplemente hacer lo que quisiera.



Cuando hablaba sobre aquella ciudad dentro de mis sueños, la gente se extrañaba y decía que era raro. Pero para mí visitar esa ciudad cada noche era algo habitual y sin nada de raro. No por nada llevaba soñando lo mismo todas las noches de mi vida desde que tengo uso de memoria.

Una ciudad gris, llena de gente gris, que ni me habla, ni sabe de mi existencia. Cuando anochece en el otro lado aquí amanece y al revés. En el mundo gris nunca pasa nada, todo es inamovible, todo es siempre igual, nunca hay gente nueva. Pero entonces...

¿Quien era aquella chica vestida de colores vivos?

Una chica poco menor que yo estaba plantada en medio de la plaza principal, sobre la estatua de Poseidón que la decoraba. Tenia el pelo rubio lima y su piel pálida como luz de luna, pero lo que más me chocó fue ver el color chillón de su indumentaria.Un peto rojo y una camiseta rosa claro con una gorra roja también. Pero eso no era importante. Lo importante es que veía su color.
En mis diecisiete años soñando con aquella ciudad nunca había visto nadie vistiendo de color a parte de a mi.

No sabia que hacer. Pronto tendria que despertar, pero tenia curiosidad por saber quien era y que hacia allí, si me vería o si simplemente seria como los hombres grises, incapaz de percibir mi presencia.
Al final la curiosidad pudo conmigo y decidí acercarme para comprobar que era lo que pasaba con aquella chica.

Cuando empece a caminar hacia la fuente ella se giro y me vio. Por alguna razón tenia la impresión de haberla visto antes en alguna parte, pero no le veía bien la cara así que me acerque un poco más. Ella no dejo de mirarme mientras me acercaba y cuando estuve a unos tres metros ella salto de la fuente hacia donde estaba yo.
Corrí hacia donde iba a caer para evitar que se hiciera daño, pero no cayo a plomo como yo creía, sino que floto suavemente hasta el suelo de forma que se quedo a escasos centímetros de mí.

Su gorra le tapaba los ojos desde mi perspectiva ya que yo era mucho más alto que ella, pero si que pude ver que me sonreía.Se puso de puntillas, se acercó a mi oído y me susurro con voz muy suave:

-Hora de despertarse, dormilón.

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Deja con ganas de saber más. Espero que haya pronto segunda parte :3

    ResponderEliminar