lunes, 2 de abril de 2012

Hooded Heroes #14

 La silueta cayó con fuerza sobre la calle, levantando asfalto y adoquines sin dificultad alguna. Van y Aera tuvieron el tiempo justo de apartarse.

 El polvo se disipó mostrando a un Yolok cubierto por una cutícula negra. Su cara no mostraba más expresión que el deseo de destrucción y sus ojos eran dos linternas rojas sin vida.

-¿Yolok?- preguntó Van con un dedo levantado -Ey, encantado, oye.

 La manos de Van se incendiaron repentinamente, como si alguien las hubiese prendido. Su interlocutor no se sorprendió lo más mínimo ante su poder. A Van le molestó su pasividad.

-Me da igual la cara que pongas… ¡Te la voy a partir igualmente!

 Corrió hacia él y descargó con fuerza un puñetazo. El impacto liberó fuego como si de una bujía se tratase. Van quedó sorprendido al ver que su golpe había sido detenido por la mano de Yolok. Este ni siquiera tenía cara de haber hecho un gran esfuerzo.

-¿Como coj…?

 Antes de poder hacer algo este le agarró la mano con fuerza y lo lanzó por encima suya con una llave de artes marciales. Van bufó al caer contra el suelo.

-¿Estás fuerte, eh?- Se levantó de nuevo -Bueno, supongo que tendré que cambiar… ¡La temperatura!

 Todo el cuerpo de Van se convirtió al instante en una imagen infernal. Sus ojos, dos pozos de fuego, brillaban con malicia desde el fondo de la capucha, que parecía ser inmune al calor que brotaba desde el interior del héroe. Su cuerpo se fue ennegreciendo como un papel que se quema y su sonrisa era una fila de hierros al rojo.

-¡Segundo asalto!

 Yolok ni se inmutó

**** 

-¿Kafka? ¿Aquí? Imposible…
-No estoy mintiendo, señora.

 Dorothy se cruzó de brazos, pensativa.

-Mmm… Me suena a que lo ha hecho más por diversión que por otra cosa pero… ¿Te dijo algo?

 Splitter asintió

-Mencionó algo sobre lo que estamos buscando. Dice que el nombre del proyecto… “el Trueno”… Al parecer es la clave para encontrar dónde se esconde.
-¿Trueno? ¿Y que clave puede haber en esa palabra?- preguntó Sergei.

 El grupo quedó pensativo. Curiosamente, fue Camaleón quien rompió el silencio. Usó la voz de Tesla.

-Esto… No si servirá pero…- se metió las manos en la capucha y sacó el colgante en forma de rayo -Tesla lleva esto encima siempre… tal vez tenga algo que ver…

****

 Tesla oteaba el horizonte desde lo alto de un poste de bandera de un edificio, buscando dónde podrían estar sus compañeros.

 Una repentina explosión le asustó y le hizo bambolearse encima de su particular “atalaya”.

-¡Uoh! ¡Creo que ya sé dónde están!

 Buscó algún resto de la explosión. No tardó en encontrar la humareda.

-¡Perfecto, ahora bajo y…!
-¡No tan deprisa!

 Frente a él emergió una llama azulada. La impresión fue tan repentina que se tambaleó y cayó irremediablemente.

-¡Mierd…!

 Cerró los ojos para aguantar el impacto cuando llegase pero entonces sintió como si se detuviera en el aire. Abrió los ojos.

 Efectivamente: estaba flotando en medio del aire.

-¿Qué rayos…?

 Intentó moverse pero no pudo, los brazos le pesaban como plomo. Estaba como atrapado en medio de la caída, como si fuera parte de una foto. Sólo podía mover la cabeza levemente.

 Miró a su alrededor. Realmente parecía estar una foto. Todo se había quedado inmóvil.

-¿Qué pasa aquí? ¿¿Me he muerto??
-¡No te adelantes tanto, chico! ¡Para eso te queda!

 Sobre él, como si estuviera hablando con él frente a frente, flotaba una figura de pelo blanco con anteojos. Llevaba la típica capa de los Héroes Encapuchados.

-¿Se ha parado el tiempo?
-¡No! ¡Para eso habría que parar todo el Universo! Sólo nos he metido en una dimensión temporal distinta a la habitual. En realidad sigues cayendo, sólo que a una velocidad de caracol.
-¿Cómo has hecho eso?

 Mostró orgulloso una lanza negra acabada en un cristal violeta que chisporroteaba energía. El diseño resultó familiar a Tesla.

-Tú eres…
-Sí. Exacto. Soy yo. Pero eso no importa. Necesito que te vengas conmigo. Ahora.
-¿Adónde?
-Tengo que llevarte con mi alumno y sus amigos, necesitan que les ayudes con lo suyo.
-¡Pero a mí me dijeron de quedarme aquí! ¡Tengo que salvar a mi amigo!
-¡Oh, vamos, ni tú ni tu equipo podréis con él si estás aquí! Si te vienes conmigo podréis vencerle, sino no. Además, me ha costado mucho hacer que cayeras lejos de dónde estaban para poder conversar tranquilamente contigo.- mostró una sonrisa maquiavélica -Y no me gusta irme con las manos vacías…
-Espera… ¿Tú has hecho que yo aparezca en otro sitio?
-¡Ding, ding, ding, respuesta correcta! Soy el creador de los portales encapuchados, hijo mío. Sé en todo momento quien los usa y cuando, y puedo controlarlos a placer.
-Espera, espera…- la forma pedante de hablar de Kafka empezaba a poner nervioso a Tesla -¿Y si controlas tan bien los portales porqué no me enviaste directamente a otro sitio? ¿O porqué no nos avisaste de que no tenía que estar aquí?
-Primera respuesta es porque es muy difícil reubicar gente en sitios que le son desconocidos. Segunda respuesta porque eso te habría dado opción de opinar.

 La segunda respuesta dejó descolocado a Tesla

-¿Tan poco te importa mi opinión?
-¿Sinceramente? La considero una pérdida de tiempo.

 Tesla se indignó

-Pero… ¡Yo quiero luchar!
-¡Y lo harás, hijo mío! ¡Y muy bien, además! ¡Pero no ahora! Ahora lo que te toca es quedarte quietecito…- le apuntó con la lanza -Y disfrutar del viaje.

 La lanza empezó a arder en energía azul. Tesla notó como progresivamente su cuerpo dejaba de pesar tanto y empezaba a ganar aceleración hacia el suelo.

-¡¡Espera!!
-¡Bon vuayáss!

 Un rayo de energía azul golpeó a Tesla de lleno. Hubo un destello azul eléctrico y luego despareció como si nunca hubiese estado allí.

****

 Puños que parecían rocas sacadas del interior de un volcán golpeaban inútilmente a Yolok. Este los paraba sin dificultad alguna. Intentó devolver a su contrincante toda la andanada que había recibido pero esto saltó hacia atrás.

 Van empezaba a impacientarse.

-¡Ey, veo que ya empiezas a pegar! ¡Mejor!

 Intentó descargar otro puñetazo sobre Yolok pero este cogió su mano sin esfuerzo de nuevo. Antes de que Van pudiera escaparse le agarró del cuello de la camisa y le levantó.

-¡Suéltame!

 Su cuello se incendió intentando quemar a su captor. Yolok no parecía inmutarse ante el calor. Como “reprimenda” le tiró con violencia al suelo.

-Jodido bicho…- intentó levantarse otra vez -¿No te afecta el calor o qué?

 Yolok sonrió malévolamente.

-IlUsO… ¡SOY MATERIA OSCURA! ¡He viajado al lado de ESTRELLAS! ¡Tu fuego es nada comparado con el de ELLAS!

 Mostró un brazo a Van y este se deformó ante su espectador, convirtiéndose en un amorfo tentáculo. Yolok lo blandió con la intención de dar un latigazo a Van, pero lo esquivó. Por desgracia Yolok reaccionó y cambió la dirección, golpeándole en el estómago y tirándole al suelo.

-InÚtIl… Ni SiQuIeRa Me DiViErTeS…

 Levantó de nuevo el látigo. Este se recogió y se transformó en una espada amorfa. Los bordes reflejaron la luz solar, demostrando su filosidad.

-¡VeAmOs si TÚ puedes esquivar ESTO! 
-¡Quieto!- la voz de Aera entró en el combate -¡Ráfaga de Poniente!

 Un repentino golpe de viento levantó todo el polvo e impidió ver nada. Al depositarse de nuevo Van no estaba.

 Yolok buscó a su enemigo. Metros adelante estaba junto a Aera, que flotaba sobre un pequeño torbellino.

-Vaya, veo que TÚ SÍ que tienes un poder INTERESANTE… ¡LÁSTIMA! ¡NO TE SERVIRÁ DE NADA!

 Aera le devolvió la sonrisa

-¡No hables tan rápido! ¡Aún no has visto nada!

 Bajó de su torbellino y levantó los brazos hacia Yolok. Sus ojos centellearon con fuerza interior.

-¡Van! ¡Usaremos el Ring de Eolo!
-¡Entendido, jefa!

 Aera cerró los ojos. Poco a poco el aire empezó a agitarse en la calle en la que estaban. Se formaban corrientes dónde antes no las había y papeles y otros restos empezaron a volar arrastrados por cada vez más violentos torbellinos. En el cielo, las nubes empezaron a juntarse sobre ellos, como un público deseoso de ver lo que iba a ocurrir.

-MuY bOniTo… ¿Qué PreTeNdEs…? ¿DiVeRtIRmE?

 Aera abrió los ojos. Brillaban blancos como relámpagos.

-Es el Edicto de Enlil. Puedo alterar la presión atmosférica de un radio cerrado, cambiando por completo el clima. He detenido huracanes enteros con esto… ¡Y de igual forma puedo crearlos dónde quiera!

 El aire era ya tan violento que hasta las farolas se agitaban. Las nubes empezaban a dar vueltas sobre Yolok, negras como el carbón. Los rayos iluminaron el lugar.

-De nada servirá… SI TE PARO YO ANTES...

 Yolok empezó a correr hacia Aera. Van se interpuso, encendido como una brasa.

-¡Yo le paro jefa!
-¡No hará falta! ¡EDICTO DE ENLIL! ¡HURACÁN!

 De repente las nubes se abrieron, y un ojo de huracán se formó justo sobre la calle. El viento se levantó entonces en respuesta a su señor y hasta los adoquines arrancados por Yolok volaron hacia el cielo. El villano por su parte, se resistió a ser arrastrado.

-¡MALLLDITOSSSSGGHH…! 
-¡Ahora! ¡A él Van!

 Van corrió sin miedo hacia Yolok y se dejó arrastrar por el aire. Durante un segundo voló sin control, pero entonces Aera tomó el mando.

-¡Ring de Eolo! ¡Adelante!

 Aera movió los brazos e hizo que Van volase hacia dónde estaba Yolok. Chocó contra el villano envuelto en llamas como un meteorito y lo tiró al suelo. Antes de que este pudiera responder el aire había vuelto a arrastrar a Van, alejándole de él.

-¿Ahora que, bicho espacial?

 Aera volvió a hacerlo caer sobre Yolok y de nuevo lo alejó ileso. Y otra. Y otra. Yolok no podía hacer nada, aparentemente, para evitar los golpes, pues el aire le cegaba y le hacía perder el equilibrio. Pero sólo aparentemente.

 El villano cambió de estrategia y se pegó al suelo, literalmente. Largos tentáculos lo fijaron como si fueran resina. Una vez de esta forma esperó a su presa.

-¡No te escondas!- dijo esta al caer de nuevo sobre él
-¡CAÍSTE!

 De repente la sustancia negra se abrió como una planta carnívora y atrapó sin piedad al meteorito. Ni siquiera las llamas la detuvieron.

-¡No, Van!

 Aera bajó los brazos. El viento comenzó a cesar y la tempestad a calmarse. La masa que había atrapado a su compañero se agitaba y crecía en el centro de la calle, ajena a su alrededor.

 Súbitamente esta dejó de moverse y escupió sin miramientos a Van, que rodó por el suelo herido.

-¡Van!

 Aera se acercó. Su compañero estaba del todo magullado. Era como si lo hubieran masticado.

 La masa se encogió y volvió a ser Yolok. Les miró con una expresión sádica.

-¿SiGuIeNtE aSaLto…?

****

 Tesla cayó de golpe en una mesa metálica, partiéndola. Se levantó dolorido.

-Auch… Abrió los ojos, se sorprendió al encontrarse en una sala pequeña, como la sala de interrogatorios de una comisaría de policía, mirado como un fantasma por una niña rubia con un peinado extraño, la Corbata Gris, Splitter… Y él mismo.

-Vale, ahora SÍ que he muerto…
-¿Tesla? ¿Qué…? ¿¡Cuando has llegado!?
-Yo… Esto…

 La niña rubia le clavó sus ojos turquesas.

-¿Tesla Wayfinder?
-Em… Esto… Si…
-Alto Mando Dorothy- el oír “Alto Mando” le hizo dar un respingo a Tesla -¿Cómo has llegado?
-Pues… Me encontré a un tipo con una lanza…

 Al decir eso Dorothy y Splitter se miraron. Dorothy suspiró.

-Maldito Kafka, siempre haciendo las cosas como le da la gana… Bueno da igual ya. Nos viene perfecto que estés aquí.
-¿Perfecto? ¿Yo?- Tesla empezó a creer comprender el plan de Kafka -¿Qué ocurre?
-Tu colgante. Lo necesitamos.

3 comentarios:

  1. Una pequeña aclaración, por si las moscas:

    "Enlil" es el dios del viento y la lluvia en la mitología mesopotámica (una especie de Zeus a lo sumerio). Su nombre, traducido a nuestra lengua, significa "Señor del Aire"

    ResponderEliminar
  2. Todo perfectamente perfecto, para variar. xD
    Ahora, a ver qué es exactamente el colgante y cómo se libra Aera de esto...

    ResponderEliminar