domingo, 29 de enero de 2012

El Demonio y la Princesa. Acto IV

 Poco a poco el mundo de Vicky fue reconstruyéndose. El cielo nocturno. La luna llena. El frío suelo. Las copas de los árboles…

 Quedó durante un rato inmóvil sin mirar a ninguna parte, desconcertada por lo ocurrido. Se mantuvo un rato sin pensar en nada y entonces se incorporó.

 Estaba en una selva. Era de noche por lo que debía seguir siendo el mismo día. La humedad del ambiente hacía que el aire fuese cálido, pero el suelo mojado (y probablemente lo que acababa de ocurrir) le daban frío. Se quitó la tierra de encima y caminó un poco. Entonces se acordó de Jastian.

 No estaba por ninguna parte. Aunque no era precisamente una persona que le hubiese caído bien no pudo evitar preocuparse ¿Qué haría sin él? ¿Cómo reconstruiría su reino? Se dio cuenta entonces de que el insoportable demonio era lo único que le quedaba en el mundo.

 Llegó a un precipicio. La vista era espectacular. La luna refulgía sobre todo un valle cubierto de selva entre dos terrazas. Por el valle discurría un río que parecía una filigrana de plata con la luz de la luna reflejada en él. Intentó pensar dónde podía estar, pero Jastian le mantenía dominada la mente ¿Y si al hacer “eso” de antes le pasó algo? ¿No decía que no estaba en plenas facultades?

-Precioso ¿Verdad? Me recuerda mi mundo…

 Era aquella voz arrogante. La princesa no pudo evitar sonreír al girarse. Ahí estaba, intacto, sentado en una rama. Le miraba con su habitual sonrisa irónica, enseñando claramente sus salvajes caninos.

-¡Jastian!
-Veo que te alegras de verme…
-¡Pensaba que te habías escapado sin mi o algo así!- Mentía. Pero sabía hacerlo.
-Jejeje… Podría haberlo hecho, pero mientras sepas mi nombre voy a ser incapaz.

 La princesa la miró. Había tantas cosas que no sabía de esto. El sello bajo el castillo, hacer un pacto, las regiones infernales, la magia…

 La magia. Recordó como Jastian mató al soldado. Pese a la violencia del ataque el mismo dijo que no estaba en plenas facultades. Si esa era sólo una pequeña muestra de su poder… ¿Cómo era el poder completo? De repente se sintió insegura junto a su diabólico sirviente.

-Oye… Jastian… ¿Como sé que me harás nada? Quiero decir… ¿Qué garantías tengo de que cuando recuperes tus poderes no me harás daño?

 El demonio la miró sorprendido por su razonamiento y bajó de un salto la rama.

 -Jeje... ¡Aprendes rápido! ¡Pero puedes estar tranquila! Tienes dos grandes garantías de que no podré matarte mientras esté a tu servicio
-¿Dos? ¿Cuáles?
-La primera ya te la he dicho. Sabes mi nombre. Tal vez pueda intentar atacarte, pero mientras sepas mi nombre tendrás plenos poderes sobre mi esencia. Podrás invocarme, desinvocarme y someterme con total impunidad. La segunda… la tienes ahí- Sus ojos se fijaron en la espada del cinto de Vicky.

 La princesa tomó la espada incrédula. Sabía que era especial pero ¿Qué tenía que ver con él?

-Esa espada está forjada junto a un poderoso hechizo espiritual. No corta la carne, sino la magia. Por eso es inútil contra los humanos pero una némesis para los de mi raza. Tu padre la usó contra mi cuando luchamos hace 30 años.
-¿Mi padre?- La princesa se percató de que su padre había hecho cosas en el pasado que le habían mantenido ocultas hasta ahora. La guerra de los demonios de las leyendas de su pueblo… ¿La había dirigido su padre? ¿Pero entonces por qué le engañaron haciéndole creer que había sido mucho antes de que ella naciera? -¿Luchaste contra mi padre? ¿Y te venció con esto?
-Es chiquitita pero matona. Pruébala. Corta el aire con ella. No te cortes.

 La princesa asintió. Quería pruebas de esa realidad. Desenvainó y alzó su arma. Y realizó un tajo vertical.

 No esperaba nada, pero en lugar de eso sintió como la espada rajó “algo más” que el aire. Su filo se volvió borroso y sonó un leve silbido. Jamás la había visto hacer eso. Entonces apareció un corte en la mejilla de Jastian.

-¿Ves? Esa arma está diseñada para matar demonios- Se llevó la mano al corte. Al quitar los dedos este había desaparecido. -Con ella a tu lado no tienes porqué temerme.
-¿Por qué luchaste contra mi padre? ¿Por qué el te encerró?
-¿A qué viene eso? Ah… vale… Pues la verdad es que… No me acuerdo. Creo que cuando me impusieron el sello le pasó algo a mi memoria. Ya ni recuerdo bien como era mi casa.
-¿De verdad?
-Te juro por los Dioses del Inframundo que es cierto. Anda, déjate de preguntas y mejor caliéntate y come algo. Busca unas ramas por aquí para hacer fuego. Yo me encargo de coger a algún animal.

 Dicho esto dio media vuelta y desapareció en la sombra de los matorrales. A ojos de Vicky parecía que no tenía ningún reparo en dejarla sola. Aunque claro ¿Que iba a poder pasarle allí? No parecía un lugar en guerra.

 Ninguno de los dos podría haber adivinado que unos ojos ciegos habían estado observando su conversación.

****

 Un relámpago cruzó repentinamente la noche de la selva.

 Un jabato fulminado quedó como único resultado del trueno que recorrió la jungla. Los animales aún graznaban y aullaban por el susto.

 Jastian bajó de su rama y contempló su pieza entre complacido y molesto. En sus tiempos jugó a cazar humanos. Esto le sabía a poco. Y hacerlo por una humana era además insultante.

 Fue a tomar su captura pero su sexto sentido de diablo se activó.

 -Tenemos compañía- susurró.

 Por la izquierda. Intentó esquivar pero estaba claramente desentrenado. La amenaza que sintió le golpeó en el estómago, dejándole indefenso y le agarró por el cuello y le levantó, estrangulándole. Entonces pudo ver al que le había atacado.

 Parecía un humano, pero su piel era tan blanca como el mármol mismo. Su única vestimenta era un faldellín de cuero que tapaba sus patas, quebradas y escamosas como las de un reptil, y una bandana que tapaba sus ojos. Dos mangos de espada asomaban de la faja de su cintura, más propia de una mujer que de un hombre.

-¡Vaya, vaya, vaya!- Jastian se mostró desafiante pese a que le habían emboscado. Aunque le estuvieran estrangulando realmente no era un problema para él pues los demonios no respiran como los humanos lo entendemos -¿Qué tenemos aquí? Pensaba que me había transportado dentro del mundo humano… ¿Qué hace entonces un siervo del Reino de las Sombras atacándome?
-¡Sssilencio!- La voz de su contrincante sonaba como un filo desenvainándose -¡Sssabes perfectamente que vengo a matarte como parte de un pacto!
-¡Je! ¿Y quién es el amo que te envía? ¡Ya podrían haber enviado a una súcubo del Yermo Negro a matarme! ¡Que uno tiene ganas de alegrarse la vista un poco!
-Tengo dos amosss. El mortal quiere a la princesa que tú tienesss viva…

 Tiró a Jastian violentamente hacia un lado. Se llevó las manos a los mangos de su cintura y desenvainó. Aunque los mangos parecían normales las hojas que ocultaban las vainas eran del todo mágicas. Su acero era negro como la obsidiana y en él refulgían en un verde sobrenatural runas diabólicas.

-Y el inmortal te quiere muerto a ti…
-Precioso… ¿Y quién es?
-No te merece la pena saberlo. Tu cuerpo aún no se ha recuperado de la batalla anterior. Caerás sssin honor…

 El cuerpo del demonio enemigo se dobló y se lanzó al ataque con los brazos formando un aspa frente al pecho. Jastian reaccionó y esquivó su ataque de tijera echando atrás el cuerpo, aprovechando entonces para golpear con sus pies el estómago de su contrincante. Este se percató a tiempo del movimiento y contorsionó de forma antinatural su columna, esquivando la patada. Saltó hacia atrás y se puso de nuevo en posición de combate. Jastian se levantó y puso sus manos en una postura de hacer conjuros. Sus ojos se iluminaron.

 -Me encantaría devolverte lo que me estás haciendo con un arma, pero las perdí cuando me impusieron el sello. No me gusta, pero voy a tener que darte con magia.

 Sus palmas se iluminaron con un resplandor blanquecino y la electricidad corrió entre las yemas de sus dedos. Cambió de postura sus manos y estas quedaron “incendiadas” de pura energía.

-¡No podrasss darme!
-¡Díselo a esta!

 Jastian se lanzó a golpear el rostro de su enemigo. Este se limitó a esquivar ladeando el cuerpo lo suficiente y aprovechando su innatural capacidad de contorsión. El puñetazo de Jastian acabó en el suelo, liberando un relámpago al impactar.

-¡Eresss muy lento!- Levantó una cuchilla para apuñalarle con su blanco rostro deformado en una mueca similar a una sonrisa -¡CAE! 
-¡Jastian!- Vicky y su voz irrumpieron de golpe en el escenario desde unos matorrales. De repente el príncipe demonio notó como su cuerpo era empujado por una fuerza invisible y apartado de la mortal trayectoria de la cuchilla del demonio ciego. El repentino impulso lo arrastró sin compasión por el suelo como si un arnés tirara de él. Cuando paró miró hacia arriba. Estaba justo debajo de las piernas de Vicky.

-¡Vaya hombre! ¿La minifalda ya no se lleva?

 La princesa no sabía si mirar a su sirviente o al enemigo.

-¿¿Qué haces ahí??
-¡Desenvaina y ataca! ¡¡Desenvaina y ataca!!

 Ya llevaba la espada desenvainada. Intentó lo de “cortar el aire” de nuevo con ella pero, cuando miró hacia delante, el enemigo ya no estaba. Miró hacia los lados. Parecía haberse esfumado. Bajó el brazo y miró a su sirviente, que seguía teniendo la cabeza entre sus pies. No le servía de mucho porque la princesa vestía con pantalones como los hombres.

-¿Quién era ese? ¿¿Y cómo has llegado ahí??
-Quería raptarte a ti y asesinarme a mí, pero parece que se ha largado- Se incorporó y se rascó la tierra de la cabeza -Y estaba ahí porque me has “invocado”.
-¿Que te he invocado?
-Mira… Mientras estemos juntos procura no decir mi nombre en voz muy alta ¿Vale? Si lo haces invocas mi esencia, mi nombre con su significado, y eso hace que la magia me empuje hacia dónde tú estás. Y ya has visto que no es muy agradable así que te pido…
-¿Significado? ¿Tu nombre tiene significado? -La princesa comenzó a percatarse de lo que quería decir Jastian acerca de la importancia de poseer el nombre de su sirviente… Y de que su sirviente poseyera el suyo.
-¡Claro! ¿No lo tiene el tuyo? Te llamas Victoria y naciste… pues eso, después de una victoria. Si me hubiese peleado con tu padre a base de juegos de palabras…
-¿Y cuál es?
-Emperador. Jastian es la palabra en mi lengua para emperador.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado la parte: -¡Vaya hombre! ¿La minifalda ya no se lleva? xDD
    Diox, sigo leyendo, pero ya! :D

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