Frozen Heart

Era de los populares del instituto. Siempre destacaba, si no era por sus notas era por él mismo: todas las chicas suspiraban por él y esperaban que algún día les dirigiera la palabra, palabra que nunca llegaba, pero no les importaba. A ojos de los demás lo tenía todo.

Siempre solitario y callado. Nunca se metía en problemas, nunca sonreía, nunca hablaba si no era un profesor el que preguntaba y si otra persona preguntaba gruñía con desdén o se encogía de hombros.

Se le conocía pocas novias, todas le habían durado un par de días como máximo, como mínimo unas horas.¿El motivo? Nadie lo sabe, y como es más fácil inventar que preguntar por el instituto no dejaban de circular todo tipo de rumores: intentaba meter a las chicas en la prostitución, las obligaba a traficar con droga o incluso que las mataba y luego se las comía.
Cada día que pasaba los rumores se tergiversaban más y eran cada vez más retorcidos y fantasiosos.

Lo que nadie realmente sabía es que a él de verdad le interesaban esas chicas, pero al descubrir que eran como las demás y descubrir que no complacían sus requisitos se aburría de ellas. Para él salir con una chica era un juego, una forma de divertirse y entretenerse. Las chicas y en extensión todo el mundo no eran más que personas que más tarde o mas temprano terminarían a sus pies, rindiéndole tributo y adorándolo como el dios que él pensaba que era. Su megalomanía le cegaba, era él o nadie, no existía nadie que no fuera él. Todos eran marionetas a las que más tarde o más temprano tendría que cortar las cuerdas si no bailan la canción que él tocaba.

Pero lo que él realmente no sabía era lo mucho que se estaba perdiendo al impedir a su corazón sentir cosas por los demás y encerrarlo bajo una fría capa de hielo.